Hace cientos de millones de años, un terremoto envió una serie de enormes olas a través del antiguo mar que cubría parte del oeste de Canadá y el norte de Estados Unidos. Esta es la conclusión de un nuevo trabajo de dos investigadores de la Universidad de Saskatchewan (USask) que han hallado las pruebas más contundentes jamás encontradas de un tsunami en un mar interior poco profundo.

Saskatchewan y sus zonas vecinas no son conocidas por sus vistas costeras, ni por su actividad sísmica. Pero hace 445 millones de años, en el periodo llamado Ordovícico, la región tenía un aspecto muy diferente. Gran parte de lo que hoy es Saskatchewan, Manitoba, Montana y las Dakotas estaba cubierta por un mar conocido como la cuenca de Williston.

Era un entorno completamente distinto, una geografía completamente diferente. Por aquel entonces, estábamos mucho más cerca del ecuador que ahora y el nivel del mar era alto, por lo que habríamos estado en un mar interior tropical y poco profundo en lugar de en una pradera templada como la actual, explica Sproat, profesor adjunto del Departamento de Ciencias Geológicas de la USask.

Pratt y Sproat visitaron tres yacimientos al norte de The Pas (Man), donde hallaron pruebas de un acontecimiento breve y de gran energía en este antiguo mar que había pasado desapercibido para los geólogos hasta ahora.

Ciertos lechos de sedimentos en los lugares habían sido desgarrados en guijarros y mezclados con arcilla. El suelo bajo las aguas más profundas de la cuenca no contenía arcilla, por lo que sólo podía proceder de la tierra.

Nos dimos cuenta de que necesitábamos un fenómeno que desgarrara el fondo marino y luego, de alguna manera, volviera de nuevo con toda esta arcilla, y lo hiciera varias veces, dijo Pratt, profesor del Departamento de Ciencias Geológicas.

No había vida animal ni casi vida vegetal en la tierra para presenciar ese día hace casi 500 millones de años, pero si un observador hubiera estado cerca, habría visto un acontecimiento dramático.

Las fallas de la corteza terrestre de la región, inactivas desde hace miles de milenios, seguían activas. Una de estas fallas, en algún lugar de la mitad norte de la cuenca de Williston, se deslizó de repente, enviando violentas ondas de choque a través del mar.

El agua de la orilla bajó brevemente y luego volvió a subir en una oleada implacable. La ola podría haber recorrido un kilómetro o más a través del terreno suavemente inclinado, erosionando la superficie rocosa. Cuando finalmente retrocedió, arrastró la arcilla de vuelta al mar. Siguieron más olas.

Un tsunami es una «interpretación radical» de las pruebas, reconoce Pratt, pero los investigadores de la USask tenían una ventaja. Los estratos de la cuenca canadiense del Williston están casi totalmente ocultos bajo los llanos paisajes de Manitoba y Saskatchewan, lo que limitó a los geólogos del pasado a estudiar sólo unos pocos afloramientos naturales, muestras de testigos y cortes de carreteras.

En la última década, se han excavado varias canteras nuevas en el norte de Manitoba que han revelado más secretos de la cuenca. Fue comprobar las canteras lo que nos abrió los ojos. Entramos en estas canteras y vemos que la estratificación se extiende lateralmente a lo largo de 100 metros o más, y podemos encontrar el mismo lecho en más de un lugar. Eso nos dio una perspectiva tridimensional que nadie tenía antes, explica Pratt.

Las grandes tormentas pueden producir depósitos similares, pero Sproat y Pratt descartaron que la causa fuera una tormenta debido a la falta de otros signos reveladores de actividad tormentosa regular. Además, la región estaba demasiado cerca del antiguo ecuador para haber sufrido huracanes. El nuevo trabajo ofrece una imagen más clara de las fuerzas que configuraron un entorno perdido para la historia: uno en el que floreció y se diversificó la vida marina primitiva.

La cuenca de Williston estaba cubierta por un mar realmente inusual en la parte superior del continente, un entorno para el que no tenemos un buen análogo moderno. Por ello, tenemos aquí una oportunidad única de estudiar los procesos geológicos y su impacto en los ecosistemas antiguos en un entorno que no se encuentra en ningún otro lugar del planeta, afirma Sproat.

Los investigadores de la USask tienen previsto visitar otros yacimientos de Canadá para comprobar si otros lechos presentan indicios de olas sísmicas y si los tsunamis han tenido una mayor importancia en la historia de la Tierra de lo que se cree. Es un tema que no aparece en los libros de geología, afirma Pratt. Creo que ha llegado el momento de cambiar de paradigma.


Fuentes

University of Saskatchewan | Brian R. Pratt, Colin D. Sproat, A tsunami deposit in the Stonewall Formation (Upper Ordovician), northeastern margin of the Williston Basin, Canada, and its tectonic and stratigraphic implications. Sedimentary Geology, vol.457, doi.org/10.1016/j.sedgeo.2023.106518


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