Los científicos encontraron en 2016 evidencias del impacto de un enorme asteroide que habría colisionado con la Tierra al principio de su existencia.
Estas evidencias consisten en diminutas perlas de vidrio llamadas esférulas halladas al noroeste de Australia, que se formaron a partir de material vaporizado por el impacto del asteoride, un impacto que creen pudo ser el mayor que nuestro planeta haya experimentado.
Según Andrew Glikson, de la Universidad Nacional de Australia, la colisión habría provocado terremotos de una magnitud descomunal, increíbles tsunamis, e incluso habría hecho derrumbarse acantilados enteros.
Los materiales resultantes del impacto se extendieron por todo el mundo, y de hecho ya se encontraron en sedimentos marinos que datan de hace más de 3.460 millones de años.
El asteroide es el segundo más antiguo conocido en haber golpeado la Tierra, y uno de los más grandes, con unos 20 o 30 kilómetros de diámetro. El crater originado por el impacto debió tener, según el doctor Glikson, varios cientos de kilómetros de ancho.

También ha relacionado este impacto con los asteroides que hace unos 3.800 millones de años golpearon la Luna produciendo los cráteres que podemos ver a simple vista.
Lo que sigue siendo un misterio es el lugar en el que este gran asteroide impactó en la Tierra, ya que los cráteres de esa época desaparecieron de la superficie terrestre por la acción de la actividad volcánica y los movientos tectónicos.
Las perlas de vidrio aparecieron en una perforación realizada en Marble Bar, donde se hallan algunos de los sedimentos más antiguos del planeta. Estos sedimentos, que en origen estaban en el fondo del océano, se conservaron entre dos capas volcánicas, lo que permite a los investigadores su datación precisa.
El análisis reveló que los niveles de platino, níquel y cromio presentes en las diminutas perlas coinciden con las cantidades que existen en los asteroides.
La investigación, que se publicó en la revista Precambrian Research, también afirma que hasta ahora solo se han hallado evidencias de 17 impactos con más de 2.500 millones de años de antigüedad, pero que posiblemente hayan ocurrido cientos.
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