Persia aparece por primera vez en fuentes asirias del tercer milenio a.C. en la forma asiria antigua Parahše, que designa una región perteneciente a los sumerios.
El nombre de esta región fue adoptado por un antiguo pueblo nómada iraní que emigró a la región del oeste y suroeste del lago Urmia, llegando a ser conocidos como «los persas»
El obelisco negro de Salmanasar III, la representación más antigua de un personaje bíblico y primera referencia conocida a los persas
La inscripción neoasiria del obelisco negro de Salmanasar III, del siglo IX a.C., hallada en Nimrud, los menciona en las formas tardoasirias Parsua y Parsumaš como una región y un pueblo situados en los montes Zagros, que probablemente emigraron hacia el sur y transfirieron el nombre de la región con ellos a lo que se convertiría en Persis (Persia propiamente dicha, es decir, la actual Fars), y que se considera el primer testimonio del antiguo pueblo persa.
Los antiguos persas fueron dominados inicialmente por los asirios durante gran parte de los tres primeros siglos tras su llegada a la región. Sin embargo, desempeñaron un papel importante en la caída del Imperio neoasirio.
Los medos, otro grupo de antiguos iraníes, unificaron la región bajo un imperio centrado en Media, que se convertiría en la principal potencia cultural y política de la época hacia el 612 a.C.
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Mientras tanto, bajo la dinastía de los aqueménidas, los persas formaban un estado vasallo del poder central medo. En el 552 a.C., los persas aqueménidas se rebelaron contra la monarquía mediana, lo que condujo a la victoria de Ciro el Grande y su ascenso al trono en el 550 a.C.
El acto de canibalismo que dio origen al Imperio Persa
Los persas extendieron su influencia al resto de lo que se considera la meseta iraní, y se asimilaron con los grupos indígenas no iraníes de la región, entre ellos los elamitas y los manaianos.
Ciro II el Grande estableció la primera dinastía del Imperio Persa, los Aqueménidas, en el año 550 a. C. El imperio cubrió gran parte del mundo antiguo hasta que fue conquistado por Alejandro Magno.
Las fuentes clásicas suelen contradecirse a menudo a la hora de reportar cifras, exagerándolas o minimizándolas según el interés, pero también porque no existían registros fiables a los que referirse.
Más de dos siglos antes de que se crease la primera calzada romana, la Vía Apia, el rey persa Darío I proyectó y construyó una carretera que cruzaba todo la parte occidental de su imperio.
Las decisiones tomadas mientras estaban bebidos las reexaminaban ya sobrios al día siguiente, y si seguían estando de acuerdo en que eran acertadas, las ponían en práctica.
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La batalla de la Puerta Persa, la última resistencia a Alejandro en un desfiladero antes de alcanzar Persépolis
En el invierno del año 330 a.C., tras una rutilante victoria en Gaugamela, Alejandro Magno controlaba de facto la mayor parte del Imperio Aqueménida y perseguía al rey Darío III, quien refugiado en Ecbatana trataba de organizar un nuevo ejército con el que resistir. Pero necesitaba tiempo y el designado para proporcionárselo fue el sátrapa Ariobarzanes, que preparó una emboscada en un lugar denominado la Puerta Persa