La cueva de Peña Miel, en Nieva de Cameros (La Rioja), vuelve a ser foco de investigación arqueológica gracias a un nuevo proyecto del Instituto de Investigación en Patrimonio y Humanidades y del Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Ambientales de la Universidad de Zaragoza.

Un equipo dirigido por los profesores Carlos Mazo y Rafael Domingo ha realizado excavaciones en octubre de 2023, localizando un nuevo espacio de hábitat prehistórico en la parte interior de la cavidad. Su buen estado de conservación permitirá arrojar luz sobre la transición del Paleolítico Medio al Superior en la Cordillera Ibérica, un momento clave en la evolución humana.

Esta campaña tenía como objetivos evaluar el potencial arqueológico de la cueva, precisar dataciones previas y confirmar la posible presencia de humanos modernos en las fases más recientes. El hallazgo de este nuevo espacio habitado, que será excavado en próximas campañas, resulta muy prometedor para cumplir estos propósitos.

La cueva de Peña Miel tiene un valor histórico singular, pues fue la primera cavidad paleolítica excavada en España. El investigador francés Édouard Lartet realizó trabajos en 1865, recuperando materiales que atribuyó a la “Edad del Reno”. Sus descubrimientos sirvieron para que el yacimiento fuese incluido en obras fundamentales sobre la Prehistoria ibérica.

Sin embargo, con el paso de los años cayó en el olvido hasta que un equipo de la Universidad de Zaragoza dirigido por Pilar Utrilla reabrió la excavación a inicios de los años 80 con metodología moderna. Estos trabajos confirmaron que la cueva había sido ocupada por grupos neandertales que la usaron como refugio en las fases finales del Paleolítico Medio.

La estratigrafía analizada en los años 80 documenta en la primera sala de Peña Miel tres niveles atribuidos al Musteriense, la cultura material de los neandertales. Presentan industrias líticas características de este periodo, con un destacado conjunto de utensilios en hueso.

La extrema fragmentación de los restos de fauna hallados indica un prolongado uso del espacio como campamento base. El nivel más reciente, el C, muestra en su parte superior materiales de aspecto auriñaciense que podrían corresponder ya a los primeros humanos anatómicamente modernos que llegaron a la Península Ibérica (la cultura Auriñaciense sustituyó a partir del 38.000 antes del presente, aproximadamente, a la cultura Musteriense en el inicio del Paleolítico Superior).

Los investigadores confían en que el nuevo espacio de hábitat localizado aporte valiosos datos para entender mejor este momento de transición entre dos culturas, la de los últimos neandertales y la de las primeras poblaciones de Homo sapiens que se expandieron por Europa.


Fuentes

Universidad de Zaragoza


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