Alrededor de 108.000 millones de personas han vivido y muerto a lo largo de la historia de la humanidad, según los datos recogidos por Our World in Data sobre el crecimiento demográfico. Todos los seres humanos dejan una huella imborrable en el planeta, incluso cuando llega la hora de la muerte. Pero es posible que se sorprenda de cuánto daño ambiental puede causar una persona en el último adiós, ya que cada acción posterior a la muerte conlleva su propio impacto ambiental. No es la muerte en sí lo que crea una pesadilla ecológica, sino los procesos que se han ideado para ocuparse de los muertos, que consumen muchos recursos.
A primera vista, los cementerios parecen completamente inofensivos, pero en realidad tienen efectos nocivos a largo plazo, especialmente en el medio ambiente. En la sociedad occidental, los entierros, que involucran la inhumación de cuerpos en cementerios, han sido tradicionalmente la forma más común de tratar a los muertos. Con el paso del tiempo, este acto o ceremonia, que consiste en depositar los restos humanos en un lugar de descanso eterno, ha generado preocupación sobre su impacto ambiental. Los productos químicos tóxicos, compuestos principalmente de formaldehído, para embalsamar el cuerpo, los materiales convencionales de los ataúdes y el uso de parcelas de enterramiento se asocian con la liberación de sustancias químicas tóxicas en el entorno, contaminación de las aguas subterráneas, problemas de deforestación y escasez de tierras.
Cada vez son más las personas que buscan formas más sostenibles de despedirse de sus seres queridos. A medida que la sociedad se vuelve más consciente de la importancia de la sostenibilidad ambiental y la gestión de los recursos naturales, los cementerios verdes y las prácticas funerarias más respetuosas con el medio ambiente, como el funeral ecológico, están aumentando en todo el mundo. De hecho, los seguros de decesos están apoyando la creación de cementerios ecológicos y áreas de descanso que fomentan la biodiversidad y abordan los problemas medioambientales asociados con los entierros tradicionales. Uno de los cementerios ecológicos más innovadores es ‘El bosque de la vida’, ubicado en Canadá, que ofrece una nueva experiencia para aquellas personas que deseen utilizar una urna biodegradable que los transforme en un árbol en un entorno natural.
Los cementerios ecológicos suelen enfocarse en prácticas de entierro más sostenibles, como los funerales verdes, que están diseñados para tener un impacto mínimo en el medio ambiente. A diferencia de los entierros tradicionales, no se utilizan productos químicos como el formaldehído para embalsamar. Los ataúdes se fabrican con materiales biodegradables, como cartón, mimbre o textiles naturales, que se descomponen en la tierra de forma rápida y segura. Estas prácticas permiten que el cuerpo de la persona fallecida se descomponga de forma natural y contribuya a preservar y restaurar la naturaleza, ya que nutre el suelo y ayuda a que los árboles y las plantas crezcan en el futuro. De esta forma, los cementerios y funerales ecológicos ofrecen una alternativa más respetuosa con el medio ambiente
No se puede tener entierros ecológicos sin cementerios ecológicos que estén configurados para albergar prácticas funerarias tanto tradicionales como verdes. A medida que más personas eligen el funeral ecológico, naturalmente aumenta la necesidad de más cementerios que se centren en la sostenibilidad ambiental, especialmente en países como España.
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