La antigua ciudad de Anfípolis, en la Macedonia oriental que lindaba con Tracia, tuvo tres intentos de fundación. El primero por parte de Mileto en el año 497 a.C., y el segundo por los atenienses en 465 a.C. Ambos fracasaron al ser los colonos de ambas expediciones exterminados por los “bárbaros” tracios.

Sin embargo el tercer intento tuvo éxito, cuando Hagnón, el hijo del famoso estratego ateniense Nicias, consiguió establecer una colonia en el año 437 a.C. con atenienses y griegos procedentes de otras polis. Había nacido la ciudad de Anfípolis, probablemente la colonia ateniense más valiosa de todas, pues se convirtió en la principal fuente de importación de trigo para Atenas.

Trece años más tarde fue escenario de uno de los episodios más destacados de la Guerra del Peloponeso entre Atenas y Esparta. El historiador Tucídides, que era el general ateniense encargado de defender la ciudad se hallaba ausente, lo que aprovechó el general espartano Brásidas para, con apenas 1.700 hombres, marchar hacia el norte, asediarla y tomarla.

Sucedió, como contamos en un artículo anterior, así: Brásidas, contando con la ayuda de los vecinos de la cercana Argilo, atacó de noche sorprendiendo a su defensor, Eucles, que pidió ayuda desesperadamente a Tasos, a unos ochenta kilómetros. Allí estaba Tucídides, un acaudalado aristócrata de la ilustre familia Filaida que mandaba una flota de siete trirremes.

Enterado el espartano de la inminente llegada de socorro, decidió jugar la carta de la empatía y ofreció a Anfípolis unas generosas condiciones de rendición: quienes lo deseasen podrían quedarse y conservar sus propiedades; a quienes prefiriesen irse, no se les pondrían obstáculos y podrían llevarse sus posesiones. De este modo, Eucles se vio impotente para resistir y, cuando por fin arribó la flota de socorro, ésta se encontró que la ciudad acababa de entregarse a los espartanos.

Tucídides no trató de reconquistarla, optando por defender Eyón. Lo logró porque Brásidas redirigió su atención a la conquista de otras urbes, caso de Torona, pero a él lo consideraron culpable de la caída de Anfípolis y a su regreso a Atenas fue condenado al exilio. Un exilio donde, precisamente, escribiría su famosa Historia de la Guerra del Peloponeso, por lo que Atenas perdió pero la Historia salió ganando.

Dos años más tarde Atenas intentó recuperar Anfípolis enviando a Cleón al mando de una flota de treinta trirremes con 1.250 hoplitas, 300 jinetes y otros efectivos aliados, entre los que se encontraba el filósofo Sócrates.

El resultado de la batalla fue de 600 atenienses muertos, incluyendo al propio Cleón, por tan solo seis espartanos. Brásidas fue uno de los caídos. Sobrevivió lo suficiente para enterarse de la derrota ateniense, y fue enterrado en Anfípolis con gran ceremonia.

Los habitantes de Anfípolis le consideraron como un segundo fundador de su ciudad y a partir de entonces le rindieron honores como un héroe, con juegos y sacrificios anuales. El propio Tucídides destacó las cualidades de Brásidas como general, describiéndole como enérgico, justo y moderado.

Anfípolis pasó a ser una ciudad independiente, no una colonia dirigida por Atenas, aunque continuó siendo su aliada, y entró en una nueva fase de prosperidad como centro cosmopolita. Gracias a Brásidas se mantuvo independiente durante otros 65 años, hasta que la conquistó Filipo II de Macedonia en 357 a.C.

Ahora saltamos al siglo XX, cuando tras la Segunda Guerra Mundial se inician las primeras excavaciones sistemáticas de la ciudad a cargo del arqueólogo D. Lazaridis. Poco a poco, entre 1956 y 1986 fueron saliendo a la luz las murallas, las basílicas y acrópolis, los cementerios, y posteriormente el gimnasio, villas griegas y romanas, puentes, etc.

En un lugar privilegiado, donde había estado el ágora, la plaza principal de la ciudad, muy cerca de donde se levanta el actual museo arqueológico, apareció un larnax (cofre) de madera con láminas de plata y pies en forma de patas de león, que contenía cenizas y una corona de laurel hecha de oro. Junto a él, numerosos restos de vasijas que los arqueólogos creen pueden ser ofrendas.

Solo existen dos casos documentados por las fuentes en Anfípolis en que se realizó un entierro honorífico dentro de la ciudad similar al encontrado, y ambos datan de la segunda mitad del siglo V a.C. El primero es el del fundador de la ciudad, Hagnón, entre 437 y 424 a.C. Y el segundo el del general Brásidas en 422 a.C.

Aunque la urna no contiene ninguna inscripción, la mayoría de arqueólogos se inclina por pensar que se trata de los restos de Brásidas. Así, el general se convirtió en uno de los pocos casos de la Antigüedad en que un hombre fue considerado héroe en dos ciudades distantes. En su Esparta natal, donde se le erigió un cenotafio (tumba vacía) próxima a la de Leónidas, y en Anfípolis, tal y como relata Tucídides:

Después de esto, todos los aliados acudieron en armas y enterraron a Brásidas a expensas públicas en la ciudad, frente a lo que hoy es la plaza del mercado, y los anfipolitanos, habiendo cercado su tumba, desde entonces le sacrifican como a un héroe y le han concedido el honor de juegos y ofrendas anuales. Lo constituyeron fundador de su colonia, derribaron los monumentos de Hagnón y borraron todo lo que pudiera interpretarse como recuerdo de su fundación del lugar, pues consideraban que Brasidas había sido su preservador y, cortejando como cortejaban la alianza de Lacedemonia por temor a Atenas, en sus actuales relaciones hostiles con ésta ya no podían rendir a Hagnón sus honores con la misma ventaja o satisfacción. También devolvieron a los atenienses sus muertos. Habían caído unos seiscientos de los atenienses y sólo siete de los enemigos, debido a que no se había producido un enfrentamiento regular, sino el caso de accidente y pánico que he descrito. Tras recoger a sus muertos, los atenienses zarparon de regreso a casa, mientras Clearidas y sus tropas se quedaban para arreglar las cosas en Anfípolis.

Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso, V.11

Hoy la urna puede contemplarse en el Museo Arqueológico de Anfípolis. La tumba donde se halló era una tumba de cista excavada en la roca, hecha con bloques de piedra caliza y mortero.


Fuentes

Chaido Koukouli-Chrysanthaki, Anagnostis P. Agelarakis, Excavating Classical Amphipolis & On the Lacedaemonian General Brasidas | Peter Sommer, The Ancient Urn of Brasidas at Amphipolis in Greece | Brasidas (Livius.org) | Wikipedia


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