El Castillo, el barrio judío con sus sinagogas y el famoso cementerio, el puente de Carlos, el monasterio de Strahov, la colina Vyserhad, el reloj astronómico, la iglesia de Tyn… Visitar Praga es una delicia que puede ocupar muchos días si se quiere hacer a fondo, ya que las sorpresas surgen en cada esquina, en cada calle, en cada plaza. Entre ellas, muy poco conocidas pero fascinantes, están las recreaciones de talleres de magia y alquimia.

Para entender la razón de sitios tan peculiares hay que ponerse en situación. La capital checa experimentó en su momento una auténtica efervescencia esotérica que, en otros tiempos, se tenía por científica. La transmutación de los metales para conseguir oro a partir de la mítica Piedra Filosofal era un ansiado objetivo bastante habitual desde la Edad Media y el mismo Felipe II de España autorizó experimentos en ese sentido. También en Praga se instalaron muchos alquimistas bajo el patrocinio de Rodolfo II, emperador del Sacro Imperio que sentía debilidad por el tema. Corría el siglo XVI.

Foto Davide Mauro en Wikimedia Commons

Algunos de sus invitados tenían un ilustre currículum en las artes oscuras, como Edward Kelley, Tadeo Hájek o John Dee. Pero hubo más, de manera que Praga pasó a ser el centro europeo de la magia y los conocimientos menos convencionales. La cuestión ahora no es si aquellos alquimistas y hechiceros eran cuentistas o creían realmente en sus disparatados experimentos; al menos no para los varios museos, cuyo objetivo es ilustrar al visitante sobre el tema, haciéndole viajar al pasado.

Por ejemplo, el Speculum Alchemiae, ubicado en el número 1 de la calle Haštalská, en un edificio protegido por la UNESCO que se salvó in extremis del derribo en el siglo XIX. Entrar significa acceder a un mundo enigmático y misterioso ambientado como un taller alquímico lleno de objetos que muy bien podrían haber estado allí hace cuatrocientos años. Hay tubos y retortas, grimorios y pergaminos, frascos, una piedra filosofal de brillante tono rojo, algún que otro cráneo, una recreación de un mago atrapado por el Diablo, un homúnculo a medio fabricar…

Foto Davide Mauro en Wikimedia Commons

El propio sitio destila un aire antiguo y arcano, ya que hay inscripciones en sus muros anteriores al siglo X; ello indica que se trataría de una de las casas más añejas de la ciudad. Una referencia documental dice que, en el siglo XV, había allí una herboristería en la que los alquimistas vendían sus pociones y elixires. Cien años más tarde, se convirtió en un lugar donde Rodolfo II estableció su laboratorio alquímico e invitó a muchos alquimistas famosos a trabajar.

En el abovedado subsuelo se han descubierto talleres, un laboratorio y una red de pasadizos que conectaban con tres de los puntos más destacados de Praga: el Castillo de Praga, el antiguo ayuntamiento y los cuarteles. Todo ello hace de ese edificio un lugar apropiado para acumular leyendas y que refuerzan ese aire esotérico pragués que también se plasma en otros rincones como el Museo de Alquimistas y Magos, la Casa de Fausto -donde se dice vivió el personaje que pactó con el Diablo- la Casa del Asno en la Cuna, la Sinagoga Vieja-Nueva -donde el rabino Low habría encerrado al Golem cuando dejó de necesitarlo-, etc.


Fuentes


Speculum Alchemiae-Museo de la Alquimia


  • Comparte este artículo:

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.