La actual ciudad de Tréveris (en alemán Trier) se fundó hacia el año 16 a.C. como Augusta Treverorum. Está situada en la ribera derecha del río Mosela, en el estado alemán de Renania-Palatinado y a unos 9 kilómetros de la frontera con Luxemburgo.

El emperador Augusto la convirtió en la capital de la provincia de la Galia Bélgica, y durante el bajo imperio llegó a alcanzar tal importancia que se la conocía como la segunda Roma. Allí fijó su corte Constantino cuando fue nombrado Augusto en el año 305 d.C. Alberga numerosos restos de construcciones romanas, tres termas, un anfiteatro y una basílica. Entre ellos se encuentra también la Porta Nigra.

Se trata de una puerta monumental que formaba parte de las murallas de la ciudad, en su lado norte. Hasta no hace mucho se pensaba que su construcción, al igual que las murallas, respondían al incremento de los ataques germanos durante el siglo III d.C.

Fachada sur de la Porta Nigra | foto Berthold Werner en Wikimedia Commons

Hoy se sabe, gracias al análisis de restos de madera, que la construcción de la Porta Nigra se inició durante el reinado del emperador Marco Aurelio, en 170 d.C., aunque nunca llegó a terminarse.

El consenso entre los investigadores lo considera un proyecto de embellecimiento de la ciudad mas que con fines defensivos, que quedó inacabado debido a limitaciones financieras. Así, aunque los agujeros para las bisagras de las puertas están presentes, los salientes de los sillares inacabados siguen sobresaliendo en el eje de rotación de las puertas, por lo que nunca se pudo instalar una puerta móvil.

Reconstrucción del posible aspecto original de la Porta Nigra | foto Stefan Kühn en Wikimedia Commons

En su construcción se emplearon unos 7.200 bloques de piedra, los más grandes de los cuales pesan hasta 6 toneladas. Presenta signos y símbolos grabados en muchas de las piedras, con la curiosidad de que un gran número de ellos están al revés. Se cree que son marcas de cantero, similares a las utilizadas después por estos profesionales en época medieval.

Las marcas y signos que están en la torre oeste tienen fechas, pero no año, algo que impidió la datación exacta de la puerta. No obstante, sirven para determinar el tiempo que se empleó en su construcción. Extrapolando estos tiempos a toda la estructura se estima que se pudo levantar en un plazo de dos a cuatro años.

Se desconoce como la llamaban los romanos, apareciendo el nombre Porta Nigra (Puerta Negra) por primera vez en la Gesta Treverorum del siglo XII. Probablemente se la conocía de esa manera debido a la coloración oscura que fue tomando la piedra arenisca con que estaba hecha.

Escaleras interiores de la puerta | foto Dennis Jarvis en Wikimedia Commons

Tanto la puerta como otras construcciones romanas de la ciudad quedaron prácticamente abandonadas una vez que el dominio romano sobre la zona desapareció en el siglo V d.C. Poco a poco muchos edificios fueron desmantelados para obtener y reutilizar materiales de construcción.

En la propia Porta Nigra se observan grandes agujeros dejados al arrancar las abrazaderas de hierro y las piezas de plomo usadas durante la construcción. En general rastros de esta destrucción aun son claramente visibles en el lado norte.

Pero hacia el año 1028 el arzobispo de Tréveris, Poppo von Babenberg, quiso realizar un peregrinaje a Tierra Santa. Para ello contrató a un monje siciliano de padre bizantino que desde el Monasterio de Santa Catalina en Egipto se dedicaba a acompañar a peregrinos sirviéndoles de guía. Se llamaba Simeón de Siracusa.

La celda de Simeon (la Simeonsklause) en la Porta Nigra | foto Altera levatur en Wikimedia Commons

Simeón condujo a Poppo hasta Jerusalén, pero luego decidió que no quería regresar a su monasterio en Egipto, y en lugar de ello regresó con Poppo a Tréveris. Llegaron en el año 1030 y Simeón le preguntó al arzobispo si le dejaría vivir como un ermitaño en la Porta Nigra.

Poppo aceptó y organizó una ceremonia el 29 de noviembre de 1030 ante todo el clero y el pueblo de Tréveris. Al finalizar, Simeón fue encerrado en una celda en lo alto de la torre de la puerta, de donde no volvería a salir nunca.

Falleció allí cinco años más tarde, el 1 de junio de 1035 y fue enterrado en un sepulcro en la propia celda. Se construyó una escalera interior para que los peregrinos pudieran subir a venerar las reliquias del santo Simeón.

El arzobispo convirtió la Porta Nigra en una iglesia, cuyas obras comenzaron en 1041, añadiéndole toda una estructura envolvente. Ello protegió en cierto modo al edificio de ser desmantelado para ser utilizado como cantera, como tantos otros durante la Edad Media. No obstante en el proceso se demolió el piso superior de la torre oriental. Junto a la iglesia se construyó el actual Museo Municipal Simeonstift.

Reconstrucción del aspecto de la Porta Nigra tras ser convertida en iglesia | foto Oktobersonne en Wikimedia Commons

La Porta Nigra funcionó como iglesia hasta octubre de 1804, cuando Napoleón visitó la ciudad y ordenó que todos los añadidos medievales fueran eliminados, restaurando el aspecto romano del edificio. La tumba de Simeón y sus reliquias fueron trasladadas a la iglesia de San Gervasio y, posteriormente en 1971, a la nueva iglesia de San Simeón.

Las obras de demolición de la estructura medieval finalizaron en 1817. Solo la parte inferior del ábside medieval se mantuvo en pie por razones de conservación del monumento. La Porta Nigra se reinauguró como puerta de la ciudad el 22 de mayo de 1822. En 1876 la mayor parte de la muralla (en la que se integraba la puerta) y todas las demás puertas medievales de la ciudad fueron demolidas.

La Porta Nigra en 2015 | foto Dietmar Rabich en Wikimedia Commons

Aunque los restos de Simeón ya no están en la Porta Nigra, todavía se puede acceder a la Simeonsklause, la habitación en la que según la tradición el santo se hizo emparedar y vivió hasta su muerte, con toda probabilidad sin saber que habitaba un edificio pagano.


Fuentes

Trier Zentrum der Antike (Web Oficial) | UNESCO | D.S. Robertson, Greek and Roman Architecture | Deutsche Welle | Livius | Wikipedia


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