En un descubrimiento arqueológico notable en la llanura del Danubio, cerca de Riedlingen, Baden-Württemberg (Alemania), ha salido a la luz una cámara funeraria de la época celta temprana. Este hallazgo se localiza en el centro de un gran túmulo funerario, cuya estructura monumental se extiende a lo largo de 65 metros de diámetro y aún conserva una altura cercana a los 2 metros, aunque en su época original probablemente alcanzaba más de 6 metros.
Estas dimensiones lo sitúan entre la exclusiva categoría de los llamados “túmulos de príncipes”, construidos entre los años 620 y 450 a. C. para las élites celtas del suroeste de Alemania.
La Secretaría de Estado para el Desarrollo Regional y la Vivienda de Baden-Württemberg, Andrea Lindlohr, destacó la importancia de este hallazgo durante una conferencia de prensa celebrada en el sitio: La cámara funeraria recién descubierta es un testimonio excepcional de nuestra rica herencia cultural. Aún después de 2.600 años desde su construcción, se encuentra completamente intacta.
El Profesor Dr. Dirk Krausse, arqueólogo líder del Landesamt für Denkmalpflege de Stuttgart, comentó sobre la relevancia de este hallazgo para la arqueología: El descubrimiento de la tumba de Riedlingen es un golpe de suerte. Su estado de conservación, junto con los modernos métodos de análisis, tiene un impacto científico que trasciende las fronteras de Baden-Württemberg y del sur de Alemania.
Las excavaciones continuarán durante las próximas semanas con el objetivo de completarlas antes de que finalice el año. El equipo de arqueólogos emplea tecnologías avanzadas de excavación, documentación y restauración para garantizar la preservación y el estudio detallado de los artefactos.
El Dr. Roberto Tarpini, encargado de dirigir las excavaciones, subrayó la importancia de los análisis que seguirán tras la conclusión de las excavaciones. Estos estudios podrán arrojar luz sobre cuestiones clave, como la identidad de la persona enterrada en esta tumba monumental. Además, destacó que la conservación de los elementos de madera, incluyendo las paredes, el suelo y el techo de la cámara, ha sido posible gracias a las condiciones hidrológicas particulares del sitio, que han preservado la madera bajo el agua subterránea.
Una de las mayores sorpresas para el equipo de excavación fue el descubrimiento de una cámara funeraria de madera de roble, que se encontraba apenas a 70 centímetros bajo la superficie. Esta estructura única fue elaborada con robustos tablones de roble, lo que resalta la complejidad y solidez de la construcción. La cámara mide aproximadamente 3,40 metros de ancho y 4,05 metros de largo, con paredes que originalmente alcanzaban 1 metro de altura. Su techo, construido en capas de gruesos tablones de roble, demuestra un alto nivel de ingeniería arquitectónica, diseñado quizás para proteger el entierro de posibles saqueadores.
La preservación de una cámara de madera en tan buen estado es una rareza en la arqueología, ya que la madera, generalmente, no sobrevive tanto tiempo bajo tierra. Este hallazgo permite realizar análisis dendrocronológicos (basados en los anillos de crecimiento de los árboles), los cuales ya han revelado que la tumba fue construida alrededor del año 585 a. C.
A pesar de los esfuerzos para proteger la tumba, evidencias de túneles excavados por saqueadores han sido documentadas en la esquina sureste de la cámara. Estos saqueadores, probablemente contemporáneos al enterramiento, accedieron al interior a través de un agujero pequeño, de apenas 40 por 45 centímetros, y lograron despojar el interior de cualquier objeto valioso. Hasta el momento, los arqueólogos no han encontrado en el suelo de la cámara objetos de metal u otros materiales de valor, lo que sugiere que el saqueo fue sistemático y meticuloso.
Sin embargo, algunos restos de clavos de bronce y hierro recuperados sugieren que la cámara pudo haber contenido un carro de cuatro ruedas, similar a los hallados en otras tumbas celtas de élite, como el famoso entierro del príncipe de Hochdorf. Si bien aún no está claro si el ocupante de la tumba era un hombre o una mujer, se han encontrado varios huesos humanos bien conservados, que preliminarmente se han identificado como pertenecientes a un varón joven, de entre 15 y 20 años de edad.
Además del enterramiento principal, los arqueólogos han descubierto otros restos humanos cerca de la superficie del túmulo. Entre ellos, los huesos de un hombre de entre 25 y 35 años, junto con dos fíbulas de bronce y un pequeño cristal de roca, lo que sugiere que este individuo fue enterrado de manera secundaria en el túmulo, probablemente hacia el año 500 a. C.
También se ha hallado una pequeña fosa con dos urnas de cerámica que contenían restos cremados, fechados alrededor del 600 a. C.
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