A finales del pasado año me topé con una noticia que decía que el Museo Nacional de Taiwán celebraba su 90º aniversario y para ello había organizado una exposición dedicada a Giuseppe Castiglione. Parece que ya ha terminado, pero como también se estrenó un documental sobre su persona y la mayoría de la gente seguramente no sabrá quién fue, merece la pena echar un vistazo a su interesante vida.

Su nombre no engaña: nacido en Milán en 1688, Castiglione tuvo vocación por el arte desde muy joven y estudió con algunos de los mejores maestros de su tiempo, como Filippo Abbati. En 1709 le llegó otra vocación diferente, la religiosa, ingresando en la Compañía de Jesús.

Poco después surgió la oportunidad de conjugar ambas cuando el emperador de China solicitó la presencia en su corte de algún pintor italiano; Castiglione fue el elegido. Con 27 años viajó a Coimbra, donde parece ser que retrató a la pareja real portuguesa, y desde allí embarcó para Asia.

El Pino, cuadro de Castiglione / foto dominio público en Wikimedia Commons

Pisó aquella exótica tierra en 1715 y empezó a desempeñar esa doble labor de misionero y artista, colaborando con maestros locales para aprender sus técnicas y estilo. Durante la larga estancia en China de Castiglione -más de medio siglo- fueron sucediéndose tres emperadores, como Kangxi, Yongzheng y Qianlong.

Fue con este último, todo un mecenas de su tiempo, con el que el jesuita dio lo mejor de sí mismo.

Su principal característica es haber tenido la genialidad de hacer una curiosa combinación del estilo pictórico oriental con el occidental, aportando al colorido local la perspectiva y el sombreado.

Sus retratos de corte y de la sociedad en general de la dinastía Qing figuran entre lo más resaltable de su producción, aunque también brilló como paisajista e incluso se le encargó la reconstrucción al uso europeo del Antiguo Palacio de Verano, labor para la que contó con la colaboración de otro jesuita, el francés Michel Benoist (también contratado por el emperador como astrónomo y decorador).

Retratos de la emperatriz y el emperador, por Castiglione / foto dominio público en Wikimedia Commons

Qianlong abdicó en 1796 pero para entonces ya no contaba con los servicios de Castiglione, que había fallecido una treintena de años antes, en 1766.

El óbito fue en Pekín y se le tributó un funeral de estado, ya que tenía la dignidad de mandarín honorario; incluso había cambiado su nombre por uno chino, Lang Shi Ning, que significa más o menos Larga Vida Tranquila.

El Museo Nacional del Palacio de Taipei conserva varias de sus creaciones, entre ellas alguna muy curiosa como la alargada pintura (7,7 metros) de los cien caballos, que está considerada su obra maestra, mil veces versioneada.


  • Comparte este artículo:

Loading...

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.