Giuseppe Garibaldi, que ha pasado a la historia como uno de los artífices de la unificación italiana, nació en Niza (hoy ciudad francesa) en 1807, dentro de lo que entonces constituía el Reino de Cerdeña. En 1834 se había visto obligado a huir de su ciudad por participar en la insurrección del Piamonte, lo que supuso su condena a muerte.
Al año siguiente, junto con otros camaradas exiliados del movimiento Joven Italia, partió para Sudamérica y se afincó en Rio Grande del Sur, en Brasil. Allí combatió en la Guerra de los Farrapos, la revolución que supuso la secesión de la República Riograndense del Imperio de Brasil, y que se mantuvo independiente hasta 1845. Por ello Garibaldi está considerado también un héroe en ese estado brasileño (aunque aquí no por unificar sino por independizar).
Durante aquella contienda Garibaldi, que ya en 1832 había sido nombrado capitán en su Niza natal, comandaba el barco Río Pardo con el que en 1837 tomó la ciudad de Laguna.

En el puerto de esta ciudad conoció en 1839 a Ana María de Jesús Ribeiro, que en aquel momento tenía 18 años. Tan solo un mes más tarde se incorporaba a la tripulación y recibía su bautismo de fuego en la batalla de Imbituba.
En la batalla de Curitibanos fue capturada por el enemigo, pero logró escapar. Al ser abatido su caballo sufrió un golpe que posiblemente fue la causa de la deformidad craneal de su hijo Menotti, que nació a los pocos meses.
Finalizada la guerra los Garibaldi se trasladaron a Montevideo en 1841. Al año siguiente Giuseppe es puesto al mando de la flota uruguaya en la guerra que enfrentó a ese país contra la confederación Argentina. Se casan el 26 de marzo de 1842 y ella adopta el nombre con el que ha pasado a la historia, Anita Garibaldi. Ambos participan en la defensa de Montevideo en 1847, la única ciudad uruguaya que no pudo ser conquistada.
Anita acompañará a Garibaldi y a sus camisas rojas de vuelta a Europa en 1848, donde participan en la defensa de Roma del asedio francés el 30 de junio de 1849, huyendo al caer la ciudad. El 4 de agosto de se mismo año, embarazada y enferma de malaria, Anita murió en brazos de Garibaldi en la granja Guiccioli de Mandriole, muy cerca de Rávena.

Giuseppe nunca olvidaría a Anita, a pesar de que se volvería a casar en otras dos ocasiones. En 1860 con Italia ya unida en la proclamación de Víctor Manuel II como rey, llevaba puesto el pañuelo a rayas de Anita sobre su poncho gris sudamericano.
Garibaldi murió en 1882 y fue enterrado en su granja de la isla de Caprera, al noreste de Cerdeña. En el año 1895 el reino de Italia le levantó una estatua ecuestre en la cima de la colina del Janículo, en Roma, en un momento en que las relaciones con el Vaticano todavía estaban suspendidas. La figura de Garibaldi miraba hacia la Santa Sede, por lo que en 1929 el papado solicitó extraoficialmente la retirada de la estatua.
En aquel momento Mussolini, que se había hecho con el poder siete años antes y estaba negociando los pactos de Letrán que resolverían la cuestión de la independencia del Vaticano como estado dentro de Italia, respondió que no retiraría la estatua y que además levantaría otra de Anita en la misma colina.

Los pactos de Letrán se firmaron ese mismo año 1929, y la estatua de Garibaldi fue girada para que ya no mirase más al Vaticano (los romanos dicen que ahora ofrece el trasero del caballo en aquella dirección). Pero Mussolini cumplió su amenaza y en 1932 levantó una estatua ecuestre de Anita Garibaldi en la misma colina del Janículo.
La estatua, que representa a Anita a caballo y sosteniendo a un niño en el brazo izquierdo y con una pistola en la mano derecha, es también un monumento funerario, pues sus restos fueron traídos desde Génova y enterrados en la base por orden de Mussolini.
Anita es hoy un símbolo del republicanismo brasileño, y considerada una heroína nacional en el país, donde numerosas plazas y calles llevan su nombre, albergan monumentos e incluso cuenta con un museo dedicado a su vida en Laguna.
Fuentes
The Latin Americanist / Civitatis Rome / Equestrian Statues / Walks in Rome / Wikipedia
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