A pesar que de que la cultura popular, alentada por las películas de Hollywood, se ha centrado casi exclusivamente en la representación de la piratería como una actividad exclusivamente anglosajona y circunscrita al ámbito caribeño, en realidad la piratería es una actividad que tiene un alcance geográfico y temporal mucho más extenso.

Pero aun así, si nos centramos solo en la época moderna a partir de 1560, cuando aparece una serie de personajes que podemos identificar como el pirata típico y estereotipado en cómics y películas al estilo Francis Drake, nos encontramos con varios españoles que encajan con esa descripción.

Todos ellos fueron famosos en mayor o menor medida en su tiempo, incluso equiparables a sus renombrados contemporáneos ingleses, franceses y holandeses. Veamos algunos de ellos.

Íñigo de Artieta

Era un comerciante, armador y militar de Lequeitio que complementaba su actividad comercial con la piratería como corsario. Se sabe que en 1482 mientras intentaba comerciar con los genoveses, en aquel momento considerados enemigos de España, se apoderó de un barco español que trataba de impedirselo.

En 1487 se le acusó también de haber asaltado y robado un barco napolitano en el puerto de Otranto.

Sin embargo, años más tarde, en 1493, opera ya al servicio de los Reyes Católicos en el Atlántico, capitaneando la flota que trasladaría al rey Boabdil a África.

Pedro de Larraondo

Originario de Vizcaya, habría sido pirata y corsario desde 1395, operando principalmente en el Mediterráneo. Según unas fuentes fue finalmente apresado por mercaderes barceloneses.

Otra versión afirma que fue capturado por la armada del Sultán y decapitado ante su negativa a convertirse al Islam.

Juan García

No se tienen muchas noticias de este corsario hispano, al que la historia sitúa en el bloqueo de Dunkerque durante la Guerra de los Ochenta Años.

Junto con Pedro de la Plesa habría intentado con sus barcos romper el bloqueo holandés, huyendo finalmente a Inglaterra, donde habría muerto ese mismo año 1622.

En Dunkerque precisamente habría tenido su base de operaciones, desde donde se habria dedicado a asaltar barcos enemigos del Reino de España.

Amaro Pargo

Tumba de Amaro Pargo / foto CanaryIslands en Wikimedia Commons

Quizá es el corsario español más famoso de la historia, debido a que operó en los años conocidos como Edad de oro de la piratería. Dominaba la ruta entre Cádiz y el Caribe, atacando a las potencias enemigas de la corona española, y alcanzando una fama similar a la de Francis Drake.

Felipe V le nombró señor de soga y cuchillo. Nacido en San Cristóbal de La Laguna en 1678, murió en 1747 siendo enterrado en el Convento de Santo Domingo de Guzmán de la localidad, donde hoy se puede ver su sepultura en la que está grabada una calavera guiñando el ojo derecho, con dos tibias cruzadas.

En su testamento escribió que poseía un cofre lleno de joyas de oro y plata, piedras preciosas y cuadros. Por ello su casa en Machado ha sido saqueda durante siglos por los buscadores de tesoros, sin éxito.

En 2013 un equipo de arqueólogos de la Universidad Autónoma de Madrid exhumó sus restos para realizar pruebas de ADN y una reconstrucción de su rostro. Los trabajos fueron financiados por la empresa de videojuegos Ubisoft, para el lanzamiento de Assassin’s Creed IV.

Ángel García Cabeza de Perro

Nacido en Tenerife en 1800, se dedicó a ejercer la piratería en las costas africanas y en el Caribe. Tenía su base en La Habana, donde poseía un palacio que al exterior se camuflaba como tienda de dulces. En los sótanos guardaba sus tesoros y torturaba a sus víctimas.

Su última acción fue el asalto del bergantín El Audaz, que realizaba el trayecto entre La Habana y Nueva York, donde acuchilló a todos los pasajeros excepto a una mujer y su hijo a los que arrojó al mar antes de hundir el barco.

Parece que tras ello decidió abandonar la piratería y emprendió el regreso a Tenerife, donde a su llegada fue apresado y ejecutado.

José Gaspar Gasparilla

No existen evidencias escritar de la existencia de José Gaspar antes del siglo XX. Pero es una figura popular en Florida, donde se le recuerda todos los años en el Festival Pirata de Gasparilla.

Según estas historias habría nacido hacia 1766 y habría sido el ultimo de los bucaneros que saqueó las costas de Florida a finales del siglo XVIII y principios del XIX.

Benito Soto Aboal

Fue un pirata pontevedrés nacido en 1805 que ha pasado a la historia como uno de los más sanguinarios. Su historia comenzó a bordo del barco brasileño El Defensor de Pedro, que partió de Rio de Janeiro en 1823.

Soto habría provocado un motín, abandonando al capitán de la nave en las costas africanas y lanzándose después a la piratería.

Tras varios años de actividad en la costa Atlántica europea y africana fue apresado en Gibraltar por los británicos y ejecutado en la horca. Pérez-Reverte le dedicó hace años una columna periodística.

Mansel Alcántara

Alcántara fue un pirata activo en el Atlántico Sur durante los primeros años del siglo XIX. Se sabe que en 1829 asaltó el Topaz, un barco inglés que realizaba la ruta Calcuta-Boston, cerca de Santa Helena asesinando a toda su tripulación.


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