Investigadores de las universidades de Cádiz y Catania están excavando el yacimiento de Portopalo di Capo Passero, en el sureste de Sicilia, para estudiar el origen y desarrollo de la industria de salazón de pescado en el Mediterráneo durante la época grecorromana.

Según los arqueólogos, Portopalo fue el ejemplo más antiguo de fábricas de salazón conocido hasta el momento en el Mediterráneo Central. Su origen se remonta al siglo V a.C., convirtiéndolo en uno de los asentamientos pesquero-conserveros más longevos de Sicilia, pues esta actividad se mantuvo hasta el siglo V d.C.

Además, por la gran cantidad de piletas documentadas -unas 70- Portopalo debió tener uno de los mayores volúmenes de producción de salazón de pescado de todo el mundo antiguo. Sólo Lixus en Marruecos o Troia en Portugal superarían su capacidad productiva.

El proyecto ArcheoFish, iniciado en 2019, está permitiendo excavar y estudiar en detalle las distintas fábricas de salazón ubicadas en Portopalo. Gracias a ello, los investigadores están extrayendo abundante información sobre las técnicas de pesca y producción empleadas, las especies capturadas y procesadas, o los materiales y envases utilizados para el transporte y comercio de estas conservas de pescado.

Entre los hallazgos más significativos destacan numerosos restos de atún rojo, como raquis, aletas o incluso cráneos enteros.

El estudio de estos restos está aportando datos esenciales sobre el tamaño de los ejemplares capturados o las técnicas de descuartizado y fileteado aplicadas.

Asimismo, se han encontrado evidencias de la elaboración en Portopalo de lomos y tacos de atún en salazón, en forma de pieles con escamas y marcas de cortes rectos. Otras especies documentadas son tiburones, pez espada, moluscos y ostras, lo que evidencia la diversidad de recursos marinos explotados.

La excavación en 2023 de la cetaria o fábrica de salazón I ha permitido determinar su arquitectura y evolución constructiva entre los siglos V y IV a.C., documentándose un nuevo modelo de pileta de menor tamaño.

El análisis de los abundantes materiales cerámicos recuperados está siendo clave para conocer los hábitos de consumo y la dieta de la población. Destacan piezas de barniz negro, sigillatas y cerámicas de cocina como morteros o cazuelas.

Además se han identificado los tipos de ánforas empleadas para transportar las salazones, pudiendo precisar que la producción de ánforas tubulares se inició en Portopalo en el siglo III a.C., antes de lo que se pensaba.

La aplicación de diversas técnicas analíticas está ampliando el conocimiento sobre este enclave: análisis de residuos para identificar la elaboración de vino, estudios de polen para conocer los aromas del garum, análisis de ADN antiguo de atún, etc.

La dilatada ocupación de Portopalo y la magnitud de su producción confirman la relevancia de este enclave para el estudio de los orígenes y el desarrollo de la industria de la salazón de pescado en el Mediterráneo, un sector clave de la economía en la antigüedad.


Fuentes

Universidad de Cádiz


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