Repartidas por el paisaje de Irlanda, Gran Bretaña y partes de Escandinavia y el norte de Europa hay unas enigmáticas construcciones fortificadas denominadas ringforts (fuertes anulares). Estos recintos circulares u ovalados, delimitados por muros de tierra y zanjas, datan en su mayor parte de entre el 500 y el 900 d.C., una época que en esas zonas se remonta todavía a la Edad del Bronce y se adentra en la Edad Media.

Son especialmente abundantes en Irlanda, con más de 40.000 yacimientos identificados hasta la fecha, con una densidad media de un yacimiento por cada 2 kilómetros cuadrados. Es probable que muchos hayan sido destruidos por la agricultura y la construcción modernas, pero se siguen descubriendo otros nuevos mediante prospecciones arqueológicas.

Allí reciben diferentes nombres en lengua irlandesa, como rath, lios, caiseal, cathair y dún. Rath y lios se refieren a los fuertes de tierra, mientras que caiseal y cathair se aplican a los de piedra. Dún se utilizaba para designar cualquier fortaleza. Lugares similares en Cornualles y Gales se denominan rounds.

Ringfort en County Kerry, Cahergall Cashel | foto Leprechauan en Wikimedia Commons

En Escandinavia, sólo en la isla sueca de Öland existen 19 de estas estructuras, que son diferentes de las posteriores fortalezas anulares vikingas de finales del siglo X d.C.

Los ringforts varían mucho en tamaño, de 15 a 50 metros de ancho generalmente. Los de tierra tienen murallas circulares de tierra o piedra que rodean un espacio central abierto. La muralla también puede ser de madera, con piedras y tierra adosadas. Algunos yacimientos están rodeados por múltiples anillos concéntricos de bancos y zanjas.

En su interior hay siempre al menos un edificio, redondo o rectangular, destinado a vivienda o almacenamiento. También se han encontrado túneles subterráneos dentro de algunos fuertes. Los muros suelen tener 2-3 metros de altura y 5-10 metros de anchura en la base.

Interior del ringfort de Graaien de Aileach en Donegal, Irlanda | foto Gareth Wray en Wikimedia Commons

En raras ocasiones, algunos enormes ringforts sirvieron como importantes focos de reuniones y asambleas ceremoniales en la posterior Alta Edad Media. La colina de Tara, el antiguo lugar de inauguración y sede de los Altos Reyes de Irlanda, puede tener su origen en un tipo de ringfort gigante.

El principal debate en torno a estos fuertes anulares es cuándo se construyeron y ocuparon la mayoría de ellos. Algunos sostienen que su origen se remonta a la Edad de Hierro, basándose en las similitudes con los castros de Gran Bretaña y la península Ibérica. Sin embargo, la mayoría de los expertos coinciden en que la mayoría datan de entre 500 y 900 d.C.

Mediante datación por radiocarbono, más del 50% de los excavados datan de 540-884 d.C., y dos tercios de 600-900 d.C.. La concentración de la construcción de ringforts en este periodo coincidió con el dominio de los reinos gaélicos y una creciente economía basada en el ganado.

Ringfort en Rathrá, Co Roscommon, Irlanda | foto West Lothian Archaeological Trust (Jim Knowles, Frank Scott and John Wells) en Wikimedia Commons

Aunque durante mucho tiempo se discutió cual pudo ser su función, hoy la mayoría de los arqueólogos se inclina por considerar que cada ringfort era, probablemente, la granja de cada uno de los miembros libres de un clan. Es decir, un recinto donde se llevaban a cabo actividades agrícolas y artesanas, y al mismo tiempo servía de vivienda fortificada.

Pero no todos los fuertes muestran indicios de asentamientos a tiempo completo. Algunos pueden haber sido centros industriales, recintos ganaderos o emplazamientos aristocráticos.

Los muros circulares y los fosos parecen defensivos, pero los textos contemporáneos los relacionan más con la nobleza y el estatus. Los reyes habitaban elaborados fortines con múltiples terraplenes como símbolos de autoridad. Con su forma circular y sus postes de vigilancia, los fuertes anulares ofrecían cierta protección en caso de ataque al ganado. Es posible que grupos de ringforts repartidos por el campo actuaran como puntos de vigilancia mutua.

Otra vista del ringfort de Grianán de Aileach | foto Mark McGaughey en Wikimedia Commons

Los ringforts disminuyeron en Irlanda después del año 900 d.C., pero evolucionaron hasta convertirse en castillos de mota bajo los normandos, mediante la construcción de torres de madera en sus cimas.

Según Gerald de Gales, hacia 1200 d.C. los ringforts se habían abandonado en su mayor parte. El recuerdo de su antigua función se perdió, pero sus terraplenes siguieron siendo elementos destacados del paisaje, asociados hasta tiempos muy recientes con el lugar donde habitaban hadas y gigantes en el folclore popular. Algunos fuertes anulares, como el de Kelly Rounds en Cornualles, se asocian a la leyenda del rey Arturo.

Uno de los ringforts más famosos fuera de las islas Británicas, es el de Sandby Borg en la isla sueca de Öland, donde en el siglo V d.C. sucedió una terrible masacre, todavía sin explicación.

Más de mil años después, los ringforts siguen salpicando la campiña irlandesa, aunque cubiertos de maleza. Otros lugares donde se pueden ver, aunque en mucha menor cantidad, son Gales, Cornualles, Dinamarca, Suecia, Alemania y Estonia.



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