En el condado de Meath, a unos 50 kilómetros al noroeste de Dublín, se encuentra la colina de Tara. Se trata de una elevación de escasa altitud, apenas 155 metros, pero cuya ubicación ha influido en su papel a lo largo de la historia de Irlanda, convirtiéndola en un sitio de gran importancia tanto simbólica como estratégica desde la prehistoria.
El nombre «Tara» tiene raíces antiguas y está envuelto en mitos y leyendas. Algunos sugieren que proviene del antiguo irlandés «Teamhair» o «Temair», que significa «lugar elevado». Otros creen que se deriva de la diosa celta de la tierra y la fertilidad, cuyo nombre era también Tara.
Sea cual sea la etimología y el significado de su nombre, los orígenes de Tara se remontan al Neolítico. Hacia el año 3200 a.C. se construyó en ella el primero de los monumentos que conserva, llamado Dumha na nGiall (Montículo de los Rehenes). Es un túmulo funerario de corredor en el que se inhumaron cientos de personas durante más de un siglo, llegando hasta 300 durante la Edad del Bronce, lo que evidencia su carácter sagrado como enterramiento comunal.
Se ha comprobado que el corredor de entrada al túmulo se alinea con la salida del Sol en dos ocasiones: a comienzos de noviembre, cuando se celebraba la fiesta de Samhain, que marcaba el comienzo del invierno; y a comienzos de febrero, con ocasión del Imbolc, que marcaba el principio de la primavera.
Entre el Neolítico y la Edad del Bronce se construyó en la cima un gran círculo doble de madera, de 250 metros de diámetros, que rodeaba el Montículo de los Rehenes. Y en torno a este círculo otros seis túmulos funerarios menores en forma de arco. Este Woodhenge de madera desapareció con el paso del tiempo, dejando solo las marcas de los grandes postes en el suelo.
Durante la Edad del Hierro se empezaron a construir en la colina grandes recintos amurallados de forma circular. El más grande es el denominado Ráth na Ríogh (Fortaleza de los Reyes), que tiene mil metros de circunferencia y rodea el Montículo de los Rehenes.
En el interior de la Fortaleza de los Reyes hay otras dos estructuras en forma de óvalo, llamados Teach Chormaic (Casa de Cormac) y Forradh (Asiento Real). Este último alberga la famosa Lia Fáil (Piedra del Destino), sobre la que según la tradición era coronados los Reyes Supremos de Irlanda desde el primero, Brian Boru en 1001, hasta Ruaidrí Ua Conchobair, que murió en el año 1198 y fue el último. Se decía que la piedra había sido traída a Irlanda por los míticos Tuatha Dé Danann, y que gritaba cuando un rey legítimo ponía su pie encima.
En otro recinto circular, llamado Rath na Seanadh (Anillo de los Sínodos), que una vez contuvo también una estructura de madera, se encontraron restos romanos que datan de la ocupación de la isla entre los siglos I y IV d.C.
Otros recintos amurallados son el Rath Laoghaire (Fuerte de Laoghaire), situado en el borde sur de la colina y donde la leyenda cuenta que está enterrado el rey del mismo nombre en posición vertical. Y el Claonfhearta (Trincheras en pendiente), al noroeste, que contiene varios túmulos funerarios.
En el extremo norte está el Teach Miodhchuarta (Salón del Banquete), una estructura rectangular que era probablemente una avenida monumental que conducía a la cima de la colina. Es una de las últimas estructuras construidas.
La abundante evidencia arqueológica demuestra que Tara fue el centro político y religioso más importante de la Irlanda antigua. Pero no es simplemente un conjunto de monumentos de tiempos remotos, es un símbolo de la identidad irlandesa y como tal, a lo largo de los siglos, ha sido el escenario de eventos cruciales que han dado forma al destino de la isla.
Desde la Edad de Bronce hasta la llegada de los normandos, Tara ha sido un punto focal para la realeza y la toma de decisiones trascendentales.
La literatura irlandesa medieval presenta Tara como escenario de gran parte de la épica heroica celta, donde habitaban los antepasados míticos y donde tenían lugar ceremonias y festivales como el de Samhain, la fiesta que celebraba cada 1 de noviembre el comienzo del invierno. Además, según la tradición en Tara confluyen cinco antiguos caminos o calzadas, que la conectan con todas las regiones de Irlanda.
En el siglo XII, Tara experimentó un declive en su importancia política con la expansión de la influencia normanda en Irlanda. Aunque la Colina de Tara continuó siendo un sitio de interés histórico, su papel central en la política irlandesa disminuyó.
Este sitio excepcional, con su mezcla única de misticismo y realidad, de tradiciones y leyendas, sigue albergando misterios. Actualmente son visibles hasta 20 estructuras o monumentos, pero bajo la superficie, mediante estudios geofísicos y fotografía aérea, se han detectado al menos otros 60 que esperan para revelar sus historias.
Fuentes
Woodhenge Tara (Knowth.com) | Petrie, G. (1839). On the History and Antiquities of Tara Hill. The Transactions of the Royal Irish Academy, 18, 25–232. jstor.org/stable/30078991 | Hill of Tara (Heritage Ireland OPW) | Wikipedia
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