Las puertas sirven para entrar pero también para salir. Esto es algo que caracteriza plenamente a la llamada Puerta de la India, un monumento que aparentemente pasa por arco de triunfo pero que no es tal, de forma similar a lo que ocurre con la Puerta de Alcalá.

Y es que la Puerta de la India se construyó para celebrar la llegada a Bombay (actual Mumbai) del rey Jorge V y su esposa, María von Treck, en 1911. Los monarcas visitaban la ciudad para comunicar el cambio de capitalidad del país, de Calcuta a Delhi; huelga comentar que, por entonces, el país aún no se había independizado, formando parte del Imperio Británico.

En realidad, la construcción original hubo que hacerla de forma bastante apresurada, por lo que era de simple yeso blanco. En 1924 se acometió una reforma para convertirla en algo más consistente, sustituyéndose el frágil material por basalto. El arquitecto escocés George Wittet fue el encargado de su diseño, confiriéndole una mezcla de estilos tradicionales, como el indio, el islámico y el gujarati. Los trabajos terminaron en 1927, aunque el proyecto quedó incompleto porque no se hizo la avenida que debía comunicarla con el centro urbano.

El resultado fue una puerta monumental de tres cuerpos y otros tantos arcos, el central más grande, con una altura total de veintiséis metros y decoración a base de celosías de mármol y minaretes. Ubicada en el muelle de Bunder, asomada al Mar Arábigo, bajo su arco de honor (de quince metros de ancho) pasaban los virreyes y personalidades que desembarcaban en la ciudad.

Pero, como decía antes, una puerta también sirve para salir. Y, en efecto, por ella desfilaron las tropas de la Infantería Ligera de Sommerset el 28 de febrero de 1948 al ritmo del himno Auld Lang Syne (el que cantan los anglosajones en Nochevieja) para embarcar en el Empress of Australia rumbo a Inglaterra, en lo que era la retirada definitiva de Gran Bretaña del país que ocupaba desde hacía dos siglos.

Es un sitio muy frecuentado porque las excursiones a la Isla Elefanta y sus famosas cuevas zarpan de ese puerto y sus alrededores son pródigos en bullicio comercial: vendedores callejeros, taxis, calesas de caballos, tiendas de recuerdos, guías que se ofrecen… Por cierto, también allí se alza el Hotel Taj Mahal Palace, donde Esperanza Aguirre sobrevivió a un atentado.

En fin, una última cosa: no hay que confundir esta Puerta de la India con la que hay en Delhi, más sencilla y erigida en memoria de los noventa mil soldados indios caídos durante la Primera Guerra Mundial y las Guerras Afganas de 1919.

Fotos: Aashish3000 y Vijay Sharma en Wikimedia


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