Hace tiempo hablamos aquí de la polémica sobre si es mejor el agua embotellada o la del grifo. Todo parece indicar, salvo en casos muy concretos, que el agua del grifo es no sólo más barata, sinó también más ecológica. Incluso el gobierno británico impulsó hace años una campaña contra el agua embotellada tildándola de inmoral.

Ahora, la Asociación de embotelladores de agua (Bottled Water Association) de Estados Unidos ha financiado un estudio con el que pretenden demostrar que ésta no es tan mala. Con ello intentan responder a las críticias que afirman que para fabricar una botella de agua hay que emplear incluso más agua del que contiene.

Según su estudio para fabricar una botella de litro son necesarios 1,39 litros de agua. Entendido que esto se refiere al proceso de fabricación, y no al contenido de la botella. Por el contrario, para fabricar una botella de cerveza harían falta 4 litros de la misma agua.

No obstante desde la Red de Huella Hídrica (Water Footprint Network) piensan que esos datos no tienen en cuenta el agua empleada en la cadena de suministros, lo cual elevaría hasta los tres litros el agua necesaria para fabricar una botella de medio litro.

Puede resultar chocante que para poder poner en el mercado una botella de agua sea necesario gastar más agua de la que contiene la propia botella. En realidad hay pocas cosas que no necesiten del agua para su proceso de fabricación.

La cuestión sería como hacer más eficiente la producción. Y respecto al ciudadano, un uso racional del agua embotellada, que a fin de cuentas no por venir en una botella es más sana o mejor que la que sale del grifo.

Foto por Keoni Cabral


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