Catedral Saint Michael Coventry

Cualquiera que haya leído un poco de la historia de la Segunda Guerra Mundial sabrá que Coventry fue la ciudad británica más dañada por el blitzrieg, nombre que se da a los bombardeos alemanes sobre Inglaterra. La Luftwaffe se ensañó especialmente con esa ciudad por su importancia industrial, destruida prácticamente en una sola jornada, el 14 de noviembre de 1940, en la que medio millar de aviones descargaron su mortífera carga (¡más de 150.000 bombas!) en una operación poéticamente bautizada como Sonata Claro de Luna.

La ciudad quedó arrasada por las terribles llamaradas causadas por los proyectiles incendiarios que originaban vientos abrasadores a 500º de temperatura, que no sólo mataban a cuanto ser vivo pillaban por el camino sino que derretían literalmente el interior de los edificios al alcanzar su interior los 2.000º. Goebbels incluso difundió el verbo «coventrizar» como sinónimo de destrucción.

Pero si hablamos de símbolos, ninguno más representativo que la catedral de la propia Coventry. El templo, dedicado a Saint Michael, había sido construido entre finales del siglo XIV y principios del XV en estilo gótico, pasando de su original uso católico al anglicano con la reforma de Enrique VIII. El bombardeo la redujo prácticamente a ruinas y apenas quedaron en pie algunos muros exteriores con ventanales de tracería y la torre, pasando de ser una de las mayores iglesias de Inglaterra a un puñado de piedras.

Estos restos maltrechos se conservan desnudos (al fin y al cabo Coventry era la ciudad de Lady Godiva), tal cual quedaron, recordando un poco los temas que suelen aparecer en las pinturas románticas decimonónicas, tipo Friedrich. Sin embargo, junto a ellos se erigió una nueva catedral de diseño moderno, en zig-zag para adaptarse al terreno, a partir de un proyecto de Basil Spence and Arup.

El arquitecto, que ganó en un concurso a otros doscientos candidatos, la concibió de 3 naves, con bóvedas de hormigón sobre soportes de acero e integrada en la anterior a través de un gran pórtico, como si fueran una sola con dos partes diferenciadas (nueva iglesia más el atrio que componen las ruinas). Para mayor unidad formal usó el mismo tipo de piedra (caliza de Hollington). Hablando de piedras, la primera fue colocada por la reina Isabel II en marzo de 1956.

Las obras terminaron en 1962, inaugurándose con una ceremonia a la que asistió el canciller alemán. El nuevo templo era un recinto de corte futurista, expresionista incluso, que en aquel tiempo suscitó bastantes críticas. Sin embargo, el apego de los británicos por los símbolos y tradiciones terminaron por centrar la atención en la célebre Cruz de clavos, un sencillo crucifijo que un sacerdote hizo al poco de irse las escuadrillas enemigas con dos maderos quemados de las vigas y clavos de la propia catedral.

Otra cruz, hecha también con clavos de la catedral, fue regalada a la Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche (Iglesia Memorial Kaiser Guillermo) de Berlín como símbolo de reconciliación, algo reforzado por un icono de la Madonna de Stalingrado que la URSS dio a ambos templos. Todos los buques de la Royal Army que se llaman H.M.S Coventry llevan una réplica de dicha cruz.

Más información: Wikipedia
Foto: Cmglee en Wikimedia

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