Durante mucho tiempo el origen de los etruscos, la civilización que se desarrolló en la Italia central a partir del siglo VIII a.C. y que tanta importancia tuvo en los orígenes de Roma, ha sido un misterio. Muchos, siguiendo al historiador clásico Heródoto, sostenían que los etruscos procedían de Anatolia, la península hoy ocupada por Turquía. Pero no solo eso, era creencia muy arraigada que la cultura etrusca tenía por tanto un origen oriental, habiendo sido importada desde aquellas tierras.

Otros, como el historiador Dionisio de Halicarnaso no estaban de acuerdo con esa teoría, y sostenían que la cultura etrusca se había desarrollado completamente en Italia, siendo realmente mucho más antigua de lo que algunos pensaban.

El caso es que parece que por fin el misterio se va desvelando. Hace pocos días la revista científica Plos One publicaba el artículo Origins and Evolution of the Etruscans’ mtDNA, un estudio realizado por un equipo dirigido por Guido Barbujani (profesor de Genética de la Universidad de Ferrara) y David Caramelli (profesor de Antropología de la Universidad de Florencia).

En él explican cómo se analizó el ADN de 14 individuos hallados en dos necrópolis etruscas, y se comparó con otros restos medievales así como con 4.910 individuos actuales, habitantes de la zona donde se desarrolló la cultura etrusca.

El resultado fue bastante interesante. Con un alto grado de fiabilidad los resultados muestran que los etruscos pueden ser considerados los ancestros de los actuales habitantes de Casentino y Volterra, pero no de toda la población de la antigua Etruria. Es decir, que entre los actuales habitantes de esas dos ciudades aun se encuentra ADN idéntico al de los antiguos etruscos.

La otra conclusión es que los etruscos sí que procedían de Anatolia, pero habrían llegado a Italia en la Prehistoria, unos 5.000 años antes, y por tanto su civilización se desarrolló completamente in situ, y puede ser considerada local, no importada de Oriente ni como consecuencia de una migración.

Sin duda datos muy interesantes que empiezan a arrojar algo de luz sobre uno de los misterios más apasionantes de la Historia. Aunque recordemos que no hace mucho, en 2007, otro estudio de ADN parecía arrojar resultados contrarios.

Artículo en Plos One: Origins and Evolution of the Etruscans’ mtDNA


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