En 1961 la carrera espacial entre los Estados Unidos y la Unión Soviética llevaba ya seis años en marcha. Los soviéticos llevaban ventaja, habiendo sido los primeros en poner en órbita un satélite artificial, el Sputnik 1, el 4 de octubre de 1957.

También se adelantaron poniendo en órbita el primer ser vivo, la perrita Laika a bordo del Sputnik 2, el 3 de noviembre de ese mismo año. Y como todo el mundo sabe el primer ser humano, Yuri Gagarin a bordo de la Vostok 1, el 12 de abril de ese año 1961.

Apenas un par de meses antes, el 12 de febrero, lanzaban también la primera sonda con destino a otro planeta, la Venera 1. Su objetivo era orbitar Venus, pero el mal funcionamiento de un sensor hizo que perdiera contacto con la Tierra antes de aproximarse a menos de 100.000 kilómetros del planeta. Fue la primera sonda que combinaba todos los instrumentos necesarios en una nave interplanetaria: paneles solares, antena parabólica de telemetría, estabilización en tres ejes, y motor de corrección de rumbo.

Reproducción de la Venera 7 | foto Emerezhko en Wikimedia Commons

Los estadounidenses consiguieron adelantar a los soviéticos en la carrera hacia Venus, pues al año siguiente la Mariner 2 logró acercarse a 35.000 kilómetros y enviar datos de la temperatura en la superficie del planeta.

Los soviéticos volvieron a intentarlo con la Venera 2, pero un fallo debido a sobrecalentamiento hizo fracasar la misión. En 1966 fue el turno para la Venera 3, que se estrelló sobre la superficie de Venus el 1 de marzo de ese año. A pesar de todo, se convertía así en el primer artefacto de construcción humana en alcanzar otro planeta.

Las siguientes Venera 4, 5 y 6, aunque enviaron importantes datos sobre la atmósfera y la presión en Venus que complementaban los aportados por las estadounidenses Mariner 3, 4 y 5, tampoco consiguieron acercarse más que a unos 18 kilómetros de altitud, donde las altas presiones las hicieron trizas.

El módulo de descenso de la Venera 7 | foto Stanislav Kozlovskiy en Wikimedia Commons

Habría que esperar hasta el 15 de diciembre de 1970, aproximadamente un año y cinco meses después de que Armstrong y Aldrin pisasen la superficie de la Luna dando un salto de gigante en la carrera espacial, para que los soviéticos tuvieran su pequeño desquite: ser los primeros en aterrizar una nave sobre la superficie de otro planeta.

Lo consiguieron con la Venera 7, que se convirtió así en el primer artefacto de fabricación humana en realizar un descenso suave controlado sobre la superficie de Venus, y además realizó la primera transmisión de datos con éxito desde la superficie de otro planeta a la Tierra.

Se lanzó el 17 de agosto de 1970 y unos cuatro meses más tarde entraba en la atmósfera de Venus. A las 05:34:10 de ese mismo día, los 495 kilogramos de la Venera 7 aterrizaban sobre la superficie en las coordenadas 5ºS 351ºE. Pero no sin dificultades.

Lugares de aterrizaje de las Venera en Venus | foto Zamonin en Wikimedia Commons

Aunque la sonda había sido diseñada y sobredimensionada con el fin de asegurar su supervivencia en las extremas condiciones de Venus (podía resistir 180 bar de presión y 580 grados centígrados de temperatura), el paracaídas que debía frenarla en los últimos metros falló.

Se abrió, como estaba previsto, a una altitud de 60 kilómetros, pero unos minutos más tarde empezó a fallar provocando un descenso más rápido del esperado. Acabó fallando por completo y la sonda descendió a una velocidad de 16,5 metros por segundo (59 kilómetros por hora) y volcó al aterrizar produciéndose una desalineación en la antena de radio.

Foto de la superficie de Venus enviada por la Venera 9 | foto Ted Stryk en Wikimedia Commons

Por ello la señal que emitía era muy débil, pero pudo ser captada con telemetría de temperatura antes de que su batería se agotase. Las grabaciones en Tierra, que no se revisaron hasta unas semanas más tarde, registraron datos sobre la temperatura y la presión en Venus. Fueron 23 minutos los que la Venera 7 resistió transmitiendo a una temperatura ambiente de unos 475 grados centígrados.

Posteriormente otras 9 sondas de los programas Venera y Vega lograrían aterrizar en Venus y transmitir datos sobre su geología. Las últimas consiguieron sobrevivir hasta 2 horas, proporcionando las primeras imágenes y observaciones directas de la superficie del planeta.

Al año siguiente, el 2 diciembre de 1971, los soviéticos lograrían también hacer aterrizar el primer artefacto de fabricación humana en Marte, la Mars 3.


Fuentes

Asif A., Siddiqi, Beyond Earth: A Chronicle of Deep Space Exploration, 1958–2016 | Robert Reeves, The Superpower Space Race: An Explosive Rivalry through the Solar System | Brian Harvey, Russian Planetary Exploration: History, Development, Legacy and Prospects | Larry Klaes, The Soviets and Venus | Chronology of Venus Exploration (NASA Goddard Space Flight Center) | Wikipedia


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