Aunque la teoría dice que el color negro no existe, pues se trata de la ausencia de luz o, si hablamos en términos pictóricos, de una combinación de los otros colores, una empresa británica consiguió en 2014 un tono tan, tan oscuro que la visión no puede atravesarlo.

Para ello se basa en un material que absorbe la práctica totalidad de la luz visible (99,96%), de manera que funciona como un miniagujero negro, valga la redundancia. Ante tal intensidad, el ojo humano se despista y no percibe formas ni contorno, a similitud de lo que pasa en el famoso teatro negro checo.

El invento consiste en un revestimiento de nanotubos de carbono, cada uno de ellos diez mil veces más fino que un cabello, cuyo efecto inmediato es que, al ser tan pequeños, impiden que los fotones (partículas de luz) pasen entre ellos, dando la sensación de difuminar los contornos del objeto que lo lleve. El material de esos tubos es el Vantablack y se presenta en forma de hojas de papel de aluminio; conduce el calor siete veces y media más eficazmente que el cobre y tiene diez veces más resistencia a la tracción de acero.

Stephen Westland, profesor de ciencia y tecnología del color en la Universidad de Leeds, explica: «Muchas personas piensan que el negro es la ausencia de luz. Estoy totalmente en desacuerdo con eso. A menos que uno esté buscando en un agujero negro, en realidad nadie ha visto algo que no tiene luz».

Por supuesto, la cosa tiene aplicaciones prácticas, abriendo un mundo de posibilidades en telescopios, escáneres infrarrojos y cámaras dedicadas a observaciones astronómicas. También en la detección de niveles muy bajos de gases y partículas microscópicas. La empresa, Surrey NanoSytems, habla asimismo de uso militar pero sin querer concretar.

Ha faltado tiempo para que alguien preguntase por la posibilidad de aplicarlo a la ropa pero Ben Jensen, jefe técnico de la compañía, echa un jarro de agua fría a los diseñadores de moda: «Sólo se vería algo que pase a través del negro [del vestido]» y además resultaría carísimo, dado el coste del material. Aunque no quiso revelar precios, pues el negocio está ahí, sobre el mantel.

Vía: The Independent

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