Para convertirse en un estado reconocido internacionalmente los países deben cumplir una serie de criterios, como por ejemplo disponer de un territorio, población permanente, gobierno…O por lo menos eso suele ser lo habitual. Existen excepciones, como el país que no tiene territorio. Y también otros muchos que sí lo tienen pero que, en realidad, no existen.
Nick Middleton, geógrafo en la Universidad de Oxford, recoge un buen número de ellos, en realidad él mismo se sorprendió de que hubiera tantos, en su libro Atlas of Countries that don’t exist: A compendium of fifty unrecognized and largely unnoticed states (Atlas de los países que no existen: un compendio de 50 estados no reconocidos e ignorados) publicado en 2015.
La mayoría de los países recogidos por Middleton cumplen las condiciones de la Convención de Montevideo para ser países de facto, pero ni lo son ni están representados en la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Aunque muchos de ellos son miembros de las Naciones Unidas No Representadas (UNN), un organismo internacional alternativo que agrupa a países que luchan por su reconocimiento, y que no hay que confundir con la UNPO, fundada en 1991 e integrada por poblaciones indígenas, minorías y territorios no soberanos u ocupados.
Algunos son más o menos conocidos, porque suelen aparecer en la prensa y la televisión de cuando en cuado: Tibet, Taiwan, Groenlandia, Norte de Chipre. Otros lo son menos.
República de Lakota
Con una población de unos cien mil habitantes, la República de Lakota está situada justo en el centro de los Estados Unidos, al Este de las Montañas Rocosas. Se trata del territorio reclamado por la tribu Sioux, que incluye el famoso Monte Rushmore así como partes de los estados de Dakota del Norte, Dakota del Sur, Nebraska, Wyoming y Montana.
En 1868 firmaron un tratado con el gobierno estadounidense por el cual se les reconocía el derecho a vivir en las Colinas Negras. Pero la fiebre del oro pudo más que el tratado. En 1998 un tribunal obligó a los Estados Unidos a compensar a los Sioux con 600 millones de dólares por el no cumplimiento del tratado, pero éstos rechazaron el dinero.
En 2007 declararon la independecia de la República de Lakota, que para ellos no es una secesión, ya que consideran que nunca formaron parte de los Estados Unidos.
Barotselandia y Ogonilandia
En África están Barotselandia, un reino que cuenta con una población de 3 millones y medio de habitantes, y que pretende separarse de Zambia. Se situa en su parte occidental y es el hogar de los barotse, un pueblo bantú llegado del Congo en el siglo XVI.
Y también Ogonilandia, que intenta la secesión de Nigeria. Esta situado en la costa del Golfo de Guinea, al este de la ciudad de Port Harcourt y es la patria de los Ogoni, que suman medio millón de personas.
Ambos proclamaron su independencia en 2012, aunque nadie les ha hecho caso todavía.
República de Murrawarri
En 2013 se creó en Australia la República de Murrawarri. Los miembros de esta tribu indígena del mismo nombre le escribieron a la reina de Inglaterra pidiendole su reconocimiento. Al no obtener respuesta declararon la independencia unilateralmente.
Su territorio forma un triángulo comenzando en la confluencia de los ríos Warrego y Darling, y ocupando partes de los estados de Nueva Gales del Sur y Queensland.
Forvik y Christiania
De Christiania ya hablamos aquí anteriormente. Se trata de un barrio de Copenhague que se rige por sus propias normas, como si fuera una isla dentro de la Unión Europea.
En cuanto a Forvik, es una micronación en el archipiélago Shetland al norte de Escocia, gestionada en solitario por Stuart Hill y cuyo territorio consiste únicamente en la pequeña isla de Forewick Holm (a la que llamó Forvik). Se creo en 2008 cuando Hill declaró Forvik como dependencia de la Corona Británica, no formando parte del Reino Unido ni de la Unión Europea. Ofrece la ciudadania a cambio del pago de una tasa anual.
Estos son solo algunos ejemplos de lo que podemos encontrar en el Atlas de los países que no existen. Pero hay mucho más, incluso países que desafían incluso el propio concepto. Por ejemplo el Imperio de Atlantium, fundado en 1981, un país cuya capital Concordia está en Australia pero que en realidad es aterritorial. O Ergalandia-Vargalandia, fundado por dos artistas suecos, y que comprende todas las áreas no ocupadas por el hombre en el mundo.
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