Zarcero es un cantón de la provincia costarricense de Alajuela, situada en la parte sur del país centroamericano. Su nombre original era Alfaro Ruiz, en homenaje a un personaje histórico nacional, pero ahora lleva esa nueva denominación que alude a la planta de la zarzaparrilla, muy abundante y representativa del lugar. Y es que Zarcero tiene una intensa y estrecha relación con el mundo vegetal.
Situado a 1.736 metros de altitud, en las inmediaciones del volcán Poás, una zona de clima templado y lluvioso que resulta muy apropiado para lo que constituye el principal atractivo turístico de la localidad, proporcionándole un intenso color verde. Se trata del parque Evangelista Blanco Eres, donde se sitúan los famosos topiarios.
La topiaria es una práctica jardinera mediante la cual se podan las plantas a tijera dándoles formas caprichosas. Una costumbre muy antigua, nacida en la época romana y sublimada especialmente durante el Renacimiento italiano, alcanzando su cénit en los jardines de Versalles creados por André Le Nôtre en el siglo XVII. El arte topiario se asentó definitivamente y fue refinándose a lo largo de las centurias siguientes, haciendo gala de una progresiva imaginación.
Sus fantásticos resultados no se consiguen de un día para otro sino que necesitan años para lograr el efecto deseado, recurriendo a técnicas como envolver la planta en un armazón para ir recortando donde haga falta. Es como tallar una escultura pero sustituyendo la piedra por un vegetal y el cincel y el martillo por una tijeras de podar.
El citado parque Evangelista Blanco Brenes se encuentra justo enfrente de la iglesia de San Rafael Arcángel y su fama ha alcanzado nivel internacional hasta el punto de que ha ganado algunos premios. Los topiarios son los auténticos responsables de ese éxito, debidamente modelados en los años sesenta del pasado siglo por el escultor que hoy da nombre al lugar (ya septuagenario) y que, ayudado por su hermano Benedicto, fue recortando pacientemente los árboles para dotarlos de formas diversas.
Generalmente, hay especies más habituales en este tipo de práctica, como el boj, la hiedra, el laurel, el cerezo, el romero o la madreselva, entre otras. Pero en Zarcero son pinos y cipreses los que adoptan divertidas siluetas, especialmente vistosas en la avenida que lleva hasta la iglesia, donde los cipreses se unen por arriba formando arcos, o en otras zonas donde niños y mayores juegan a descubrir ora un dinosaurio, ora un pulpo; aquí un helicóptero, allá unas bailarinas, acullá un elefante…
La moderna iluminación instalada en 2011 no hace sino reforzar el efecto que producen, dando al visitante la impresión de entrar en un mundo mágico.
Foto 1: Vytautas Serys en Flickr
Foto 2: Richie Diesterheft en Flickr
Foto 3: Tim Ross en Wikimedia
Foto 4: F Delventhal en Flickr
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