El mundo de la cartografía es mucho más que la mera representación en papel de la geografía. Al menos históricamente, ya que, al igual que pasa en otros sectores como la arquitectura o el arte, en que las formas tienden a simplificarse y el aspecto a desnudarse de aditamentos frente a las molduras, adornos y manierismos de otros tiempos, los mapas de antaño no tenían la imagen formal y explícita de la actualidad.

Los cartógrafos de época no podían limitarse a plasmar continentes, países, regiones, fronteras, cabos, montañas, ríos o lo que fuera sin más porque nadie hubiera valorado realmente su labor. Tenían algo de artistas, de ahí que sea habitual ver sus trabajos enriquecidos con rosas de los vientos, animales marinos, perfiles de ciudades, escudos heráldicos, barcos navegando y muchos motivos más.

Eso cuando no se jugaba con las formas geográficas para identificarlas con animales, personas o escenas completas, caso de los mapas temáticos típicos del siglo XIX y principios del XX en los que se reflejaban los tópicos políticos, folklóricos o geoestratégicos. Se empezó cubriendo los huecos de tierras y mares desconocidos con la imaginación y se siguió por otras variantes.

Por ejemplo, lo propios mapas fueron material propagandístico: el perfil de Flandes con aspecto de león durante la Guerra de los Treinta Años, un navío de línea navegando viento en popa enmarcado entre los contornos de Francia para simbolizar la triunfante revolución, un oso o un pulpo que encarna a Rusia extendiendo sus tentáculos sobre Europa…

Otras veces era la pedagogía la finalidad buscada, al situar en cada país un tipo característico, o la mera intención caricaturesca, humorística, como en aquellos dibujos que publicaban los diarios ingleses mostrando a Napoleón repartiéndose un globo terrestre con el ministro británico William Pitt como si de un pastel se tratase. Y vean el juego de pregnancia de esa representación de la Península Ibérica como un rostro humano.

Obviamente, la diferencia es total respecto a la cartografía actual y más aún en un momento en el que empieza a ser desplazado el soporte físico en favor del digital que ofrecen los dispositivos electrónicos. ¿Se imaginan un Google Maps a la antigua usanza?

Vía: Espejo de Navegantes

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