Prision Flotante

Si son aficionados a la ciencia ficción seguramente les vendrán a la mente muchas prisiones insólitas, ubicadas en lugares casi imposibles. La que proponen los arquitectos lituanos Povilas Zakauskas, Tomas Vaiciulis y Kristijonas Skirmantas no se queda atrás en imaginación y les ha servido para ganar el segundo premio de la categoría correpondiente del concurso AC-CA. Se llama Bouy Prison, que significa Prisión Flotante; un nombre muy adecuado, como verán.

En cierta forma, se podría decir que es una versión artificial y actualizada de la legendaria Alcatraz, pues también está en el océano Pacífico y es como una isla, sólo que construida por manos humanas. Eso sí, a ojo las dos parecen igual de siniestras y no apetece nada ser un inquilino.

Está diseñada con tres partes fundamentales. La primera es la columna central que sirve de apoyo y soporte. La segunda es una estructura en forma de anillo que la corona y que sirve de sostén para la tercera. Ésta se halla formada por los módulos penitenciarios, rectangulares y colgantes de la citada estructura anular.

Ese sistema permite el crecimiento, pues, como sabemos, el espacio es uno de los mayores problemas de las cárceles. Gracias a que los módulos son prefabricados y se encajan en el anillo, pueden ir añadiéndose más sucesivamente, a medida que la demanda lo exija, formando una red flexible, dinámica y adaptable. Pero también aportan otra importante ventaja: la individualización de cada sección, de manera que la administración tendrá su módulo, los presos en espera de juicio otro, etc.

Por cierto, las zonas de servicio están en torno a la columna central, dotada de ascensores y accesos a las pistas de aterrizaje para helicópteros y muelles para los barcos que lleguen con los suministros.

La densa red de barras metálicas que rellena los anillos, encajada en marcos de acero ajustables, permite el aprovechamiento de la energía cinética de las olas marinas, transformada en electricidad para el suministro del complejo: energía renovable, limpia, ecológica, constante y barata.

Además sirve tanto para proporcionar sombra a los módulos como para dejar pasar los rayos del sol y darles iluminación natural, lo que ayuda de paso a optimizar el estado de ánimo de los internos y trabajadores. En fin, de momento sólo se trata de un proyecto que, como tantos otros, seguramente no pase de esa etapa. Pero habrá que ver si no se acaba yendo en esa dirección.

Vía: Archdaily

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