Dado que en Suecia hay muchos ciudadanos que tienen embarcaciones -casi un millón registradas-, que a éstas, al igual que pasa con los coches, les resulta más conveniente permanecer a cubierto cuando no se usan y que no es fácil proveer de garajes para todas, la última ley del ejecutivo escandinavo sobre construcción permite a los residentes añadir veinticinco metros cuadros extra sin necesidad de solicitar licencia. El nombre del ministro que impulsó esa ley, Stefan Attefall, ha servido para bautizar a este tipo de construcciones: attefallshus.
Pues bien, la demanda crea oferta y los comercios suecos se han llenado de diversos tipos de attefallshus prefabricados. Sin embargo, el más sorprendente e imaginativo es el propuesto por la empresa Visiondivision, presentado en un libro titulado 25 m2 que reúne ideas de diferentes arquitectos y diseñadores sobre el tema. En lugar de tener el barco anclado en el muelle trasero de casa, ¿por qué no delante, flotando sobre una fuente?
Según Visiondivision, en los tiempos postcrisis que corren sale más barato comprarse un barco, sea de casco de madera o de plástico, que construir ese añadido de vivienda que permite la ley. Además resulta más sencillo, ya que no hay que lidiar con arquitectos, empresas de construcción, suministros (luz, agua, gas) etc. Por no hablar del tiempo de entrega, mucho más reducido.
Encima uno sabe lo que va a obtener, cómo va a ser, antes de adquirirlo. El único problema es encontrar un pantalán donde amarrarlo, especialmente en la ciudad. Pero si se tiene espacio en la vivienda para incorporar un attefallhus, entonces también lo habrá para un bote, así que por ahí no hay que preocuparse.
Ahora bien, un barco requiere estar en el agua. Los osados chicos de Visiondivision explican en su web cómo hacer una piscina si no se quiere comprar una, al igual que también ofrecen hacer un estanque; en ambos casos, conectados con el mar o el lago donde deban navegar mediante un pequeño canal. Pero está claro que el toque extravagante, mágico, lo aportaría una fuente sobre cuyo surtidor se mantendría elevada la embarcación.
Evidentemente, en este caso no se podría navegar y saldría bastante más caro, por lo que la idea se orientaría más bien a hoteles o restaurantes. ¿Se imaginan el espectacular efecto? Reconozco que no he podido averiguar con seguridad si hablan en serio o se trata de uno de esos proyectos que los estudios lanzan de vez en cuando para demostrar su creatividad.
Más información: Visiondivision
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.