Imagen: MANovillo en Wikimedia Commons

Las fiestas de San Juan que tendremos esta semana dan mucho juego en España. En el caso de Menorca no se limitan a la famosa noche de hogueras sino que suponen el inicio de varios días de festejos en la que se juntan algunos rituales realmente originales y espectaculares.

Los más famosos son los de Ciutadella, una población situada en la parte más encantadora de la isla balear, el oeste, que presume de laberinto de callejuelas, puerto marinero, ruinas prehistóricas y elegantes palacios de piedra. No faltan una catedral gótica, la muralla medieval, dos emblemáticas plazas (la de s’Esplanada y la d’es Born), un obelisco que recuerda el saqueo berberisco de 1558 y un Real Alcázar reconvertido en sede del Ayuntamiento.

Esta pequeña localidad de alrededor de 20.000 habitantes se ha hecho popular por la imagen de los caballos rampantes rodeados por la multitud, ya que en eso consiste la fiesta, en el baile giróvago que realiza el animal. Es lo que en mallorquín llaman caragols, caracoleos, una serie de movimientos acrobáticos que ponen a prueba la coordinación y compenetración entre jinete y montura, y están descritos en documentos desde el Medievo. Visualmente resulta espectacular cuando el caballo se alza sobre sus patas traseras y mantiene la posición erguida mientras los espectadores se acercan a tocar al equino.

Esto ocurre el día 23 por la tarde en la Plaza des Born, tras la comitiva de Caixers, los representantes de los cuatro estamentos de la antigua sociedad menorquina (nobleza, Iglesia, artesanos y payeses) y la aparición del Homo des Bes, un hombre ataviado con pieles que porta un cordero sobre los hombros a la manera de Juan el Bautista. Tras el caragol des Born se desata una insólita guerra de avellanas que culmina en merienda en común.

A la tarde siguiente vuelven los caballos a protagonizar el programa con Els Jons des Pla: en las Carotades dos jinetes cabalgan en paralelo, uno sosteniendo una careta y el otro intentando romperla con una piedra, mientras que en la Ensortilla los jinetes intentan, a pleno galope, ensartar un aro de pocos centímetros de diámetro con una lanza. El premio es una cucharilla de plata y el abrazo con el adversario.

Los amantes de los caballos lo pasarán de miedo. Eso sí, conviene tener cuidado con los animales porque un pisotón o una caída pueden resultar peligrosos. Por si acaso procura verte reflejado en los espejitos que decoran su cabeza; la leyenda dice que trae suerte. Participar de la fiesta es tan fácil como tomar un vuelo directo a Menorca, o buscar vuelos económicos a Palma de Mallorca y luego tomar un ferry.

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One reply on “Los «caragols» de Ciutadella”