En artículos anteriores hemos hablado de famosos atletas de la Antigüedad, algunos recordados por su destreza, otros por sus records, y otros más por sus descomunales ingresos monetarios.

Pero el más legendario de todos ellos, aquél del que se cuentan más historias, sean ciertas o no, es Milón de Crotona. Ni su vida ni su muerte fueron normales, y probablemente nunca existirá el atleta que le supere en sus hazañas.

Nació en la colonia griega de Croton (la actual Crotona en el sur de Italia), en torno al año 560 a.C. Crotona era una de las ciudades donde se tomaban más en serio el deporte, con una abrumadora cantidad de vencedores olímpicos en comparación con otras ciudades griegas, hasta el punto de que Estrabón decía que:

Aquel que llega el último de los crotoniatas es el primero del resto de los griegos

Estrabón, Geografía VI.1.12
Situación de Crotona en la Magna Grecia | foto Rowanwindwhistler en Wikimedia Commons

Algunos historiadores creen que este éxito podía deberse a las teorías nutricionistas pitagóricas junto con un estricto entrenamiento deportivo. Porque Pitágoras estableció su escuela en la ciudad a mediados del siglo VI a.C.

Bajo este programa de entrenamientos comenzaría a ejercitarse Milón, de quien se cree que fue realmente un personaje histórico ya que es citado por numerosos autores, desde Aristóteles hasta Vitruvio pasando por Pausanias, Cicerón o Heródoto.

Su primera victoria llegaría cuando tenía 18 años, venciendo en la competición de lucha en la 60ª Olimpiada del año 540 a.C. Este logro marcó el inicio de una carrera olímpica sin precedentes, consiguiendo seis victorias olímpicas en lucha (de la 60 a la 66ª Olimpiada) y compitiendo incluso en la 67ª cuando ya contaba con 40 años.

Píndaro exaltando a un vencedor de los Juegos Olímpicos (Giuseppe Sciuti) | foto dominio público en Wikimedia Commons

Pero también participó en otros certámenes, siendo siete veces vencedor en los Juegos Píticos (en el santuario de Delfos), nueve en los Juegos Nemeos (en la ciudad de Nemea), y diez veces en los Juegos Ístmicos de Corinto.

En la categoría de lucha era el dominador absoluto en todos los Juegos Panhelénicos, recibiendo seis veces el título de Periodonikes (περιοδονίκης) que se concedía a un atleta si había ganado los cuatro Juegos Panhelénicos en un ciclo de cuatro años. Milón fue el primer periodonikes cuyo nombre ha llegado hasta nuestros días y el único de toda la Antigüedad en recibir el título seis veces.

Para poder obtener el séptimo periodonikes solo necesitaba una victoria olímpica. Pero en los juegos del año 512 a.C. no fue capaz de derribar a Timasiteo, que también era de Crotona, y el combate terminó en tablas.

Muy pronto empezaron a surgir historias y leyendas sobre él. Se decía que cuando terminaban los Juegos Olímpicos empezaba a entrenarse para los siguientes levantando un ternero recién nacido. Todos los días levantaba el mismo, y para cuando llegaban los Juegos ya levantaba una vaca de cuatro años.

Milón en un cuadro de Joseph-Benoit Suvée (1763) | foto dominio público en Wikimedia Commons

También que para poder mantener su fuerza y musculatura, y debido a su gran tamaño, se comía un buey entero al día. O que solía extender el brazo con los dedos estirados y desafiar a sus conciudadanos a doblarle el meñique.

Pausanias dice que se ataba un cordón alrededor de la frente como si fuera una cinta o una corona. Conteniendo la respiración y llenando de sangre las venas de su cabeza, rompía la cuerda por la fuerza de estas venas.

Otra historia refleja su seguimiento de las teorías pitagóricas, pues cuenta que asistiendo a una lección del maestro Pitágoras con otros discípulos el techo se vino abajo y Milón lo sostuvo hasta que todos pudieron ponerse a salvo.

Se dice que una vez, en el comedor común de los filósofos, cuando una columna empezó a ceder, Milón se deslizó bajo la carga y los salvó a todos, y luego se sacó a sí mismo de debajo y escapó

Estrabón, Geografía VI.1.12
Milón de Crotona, estatua de Pierre Puget en el Museo del Louvre | foto David Monniaux en Wikimedia Commons

Las proezas de Milón se extendieron más allá del ámbito atlético y entraron en la esfera de los asuntos militares y políticos. Como ciudadano destacado de Crotona, desempeñó un papel crucial en la victoria de la ciudad contra su rival, Síbaris.

En la batalla del río Tracis, en 510 a.C., Milo lideró las fuerzas crotonas, y su experiencia estratégica y valentía en el campo de batalla fueron decisivas para la victoria.

Diodoro Sículo dice que Milón dirigió al ejército llevando puestas sus coronas olímpicas y vestido como si fuera Hércules, con una piel de león y llevando un inmenso garrote:

Los sibaritas salieron al campo de batalla con un ejército de trescientos mil hombres. Los crotones no tenían más que cien mil, comandados por Milón, el luchador, que desde el primer momento puso en fuga al ala del ejército que tenía enfrente, pues tenía una fuerza invencible y un valor a la altura de su fuerza, y había sido seis veces vencedor en los juegos olímpicos; cuando comenzó su lucha, iba coronado con coronas olímpicas, vestido (como Hércules) con una piel de león y un garrote; al final obtuvo una victoria absoluta, por lo que fue muy admirado por sus compatriotas.

Diodoro Sículo, Biblioteca histórica XII.9

Su muerte no es menos legendaria, y existen varias versiones al respecto. Habría muerto en torno al año 500 a.C., cuando contaba unos 60 años de edad, precisamente por confiar demasiado en una fuerza que ya le debía estar abandonando.

El fin le llegó un día que cruzaba un espeso bosque, donde encontró un tronco de árbol en el que había unas cuñas de madera en una hendidura. Le pareció que algún leñador había intentado partirlo sin conseguirlo y decidió probar a hacerlo solo con sus manos.

De modo que metió las manos en la hendidura e intentó separar las dos partes del tronco, pero lo único que consiguió fue que las cuñas cayesen, y el tronco se cerrase sobre sus dedos, atrapándolo.

La muerte de Milón en una estatua en Dresde, Alemania | foto SchiDD en Wikimedia Commons

Según las versiones, o los lobos o un león lo encontraron de está manera indefenso, y dieron buena cuenta de él.

Y es probablemente porque confiaba en esta misma fuerza por lo que provocó el final de su vida, tal y como relatan algunos escritores; en cualquier caso, se cuenta que una vez, cuando viajaba por un bosque profundo, se desvió bastante del camino y entonces, al encontrar un gran tronco hendido con cuñas, metió las manos y los pies al mismo tiempo en la hendidura y se esforzó por partir el tronco completamente en dos; Pero sólo tuvo la fuerza suficiente para hacer caer las cuñas, con lo que las dos partes del tronco se partieron al instante; y atrapado en semejante trampa, se convirtió en comida para las fieras.

Estrabón, Geografía VI.1.12

Después de su muerte su casa se convirtió en el lugar de reunión de los pitagóricos. Pero durante los disturbios de mediados o finales del siglo V en contra de los filósofos, fue incendiada. Algunos filósofos neoplatónicos afirman que Milón estuvo casado con una hija de Pitágoras llamada Myia.

La muerte de Milón se convirtió en un tema muy popular desde el Renacimiento, con numerosos pintores y escultores creando sus versiones de la historia, que por su dramatismo permite a los artistas mostrar su habilidad en reflejar una pose anatómica complicada.

Sin embargo, algunos autores como Johann Wolfgang von Goethe, fueron muy críticos con estas obras, por considerar el tema repulsivo.


Fuentes

John Abdo, Wolves of Croton, the Untold Story of Milo | Michael B. Poliakoff, Combat Sports in the Ancient World: Competition, Violence, and Culture | Wikipedia


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