Que el aumento de tamaño del cerebro humano en algún punto remoto de nuestra evolución tiene que ver con el desarrollo de la inteligencia es algo comunmente aceptado. Pero ahora un equipo de investigadores de Sudáfrica y Australia lo cuestionan. Según explican, la auténtica clave para la evolución de la inteligencia fue el aumento del suministro de sangre al cerebro.

Según explican en el artículo publicado en Royal Society Open Science, para demostrar su hipótesis calcularon como había ido variando la cantidad de sangre suministrada al cerebro de nuestros ancestros a lo largo del tiempo. Encontraron que el cerebro humano no solo evolucionó en tamaño, sino que también pasó a consumir mayores cantidades de sangre.

Para ello estudiaron fósiles de 11 especies de homínidos, desde el Australopithecus hasta los primeros Homo Sapiens. Hallaron que mientras que el tamaño del cerebro se incrementó en un 350 por ciento a lo largo de la evolución humana, el suministro de sangre aumentó desproporcionadamente hasta un sorprendente 600 por ciento.

Índice de suministro de sangre al cerebro en relación a la edad geológica de los homínidos
Índice de suministro de sangre al cerebro en relación a la edad geológica de los homínidos

Según Roger Seymour, director de la investigación, esto se debió a la necesidad progresiva de energía del cerebro para establecer conexiones entre las neuronas que permitieron la evolución del pensamiento complejo y el aprendizaje.

Cuantas más neuronas y conexiones desarrollaba el cerebro, la actividad metabólica se incrementaba, lo que requería una mayor demanda del oxígeno y los nutrientes aportados por la sangre.

Orificios craneales, de izquierda a derecha: Australopithecus africanus, Homo neanderthalensis y arcaico Homo sapiens
Orificios craneales, de izquierda a derecha: Australopithecus africanus, Homo neanderthalensis y arcaico Homo sapiens

Dos orificios en la base del cráneo humano permiten a las arterias llevar sangre al cerebro. El diámetro de estos orificios está en relación con la capacidad de las arterias para suministrar sangre.

Por tanto, midiendo los cambios de tamaño de estos orificios en nuestros ancestros los investigadores han sido capaces de determinar su aumento progresivo y ponerlo en relación con la evolución de la inteligencia.

No solo eso, los mismos investigadores afirman, en otro estudio publicado el pasado año, que la inteligencia de los animales se puede predecir midiendo el tamaño de sus orificios craneales.


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