Godzilla embajador turístico Tokio

Destinado en un principio a una película de serie B japonesa, Godzilla alcanzó tanto éxito que su nombre se popularizó en todo el mundo, permitiéndoles protagonizar varias secuelas e incluso dar el salto a Hollywood, donde tiene su propia estrella en el Paseo de la Fama y donde ya se han hecho dos remakes no muy estimulantes. no necesita presentación; reconózcanlo ¿a que saben quién o qué es? Pues ahora ha asumido el cargo de embajador.

Vamos por partes. Godzilla es un monstruo gigante, un dinosaurio de especie imaginaria (puede nadar, lanzar fuego e incluso pensar racionalmente) que dormía bajo tierra hasta que fue despertado y alterado genéticamente por la radiación nuclear extendida por territorio japonés tras las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Más o menos, claro, porque en el cine nunca se llega a dar una explicación concreta sobre su origen.

A partir de esa idea, la mítica productora Toho estrenó el primer filme en 1954. Los resultados fueron tan buenos económicamente que se exprimió el tema con una larga serie de veintiocho películas más, en algunas de las cuales pasa de ser un personaje maligno a protector de Japón frente a otros monstruos colosales. Eso sí, siempre con un elemento común: la destrucción de Tokio y otras ciudades durante los combates.

Pues bien, ahora Godzilla tendrá ocasión de devolver a la capital japonesa parte de lo que ésta le dio y compensar tantas maquetas -perdón, tantos edificios- aplastados. Y es que el distrito de Shinjuku ha colocado una figura a escala de ese legendario personaje que ya forma parte de la cultura popular nipona. Subrayo lo de «a escala», puesto que mide cincuenta y dos metros de altura, igual que el original cinematográfico.

Godzilla será una especie de embajador turístico para la promoción de un complejo comercial que próximamente abrirá sus puertas en el barrio de Kabukicho. Es el lugar idóneo porque, al fin y al cabo, allí se ubican los estudios Toho. Su misión es ejercer de gancho para atraer visitas, ya que no se limita a la mera apariencia, de por sí impresionante.

De hecho, tal como pasa en las películas, sus ojos se encenderán en un impresionante tono rojo a la par que la cresta dorsal se encenderá en color azul como paso previo a lanzar su famoso aliento atómico por la boca; en este caso, limitado a haces de luz y vapor. Además, este coloso (o daikaju, para hablar con propiedad) acoge en su interior varias salas de cine, restaurantes e incluso un hotel con suites temáticas.

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