Vikingos por doquier

No acabo de tener claro por qué los vikingos ejercen una fascinación tan grande en la gente, salvo que ésta atienda a una serie de elementos muy atractivos a priori pero que en realidad son un tópico tras otro: los cascos con cuernos son muy iconográficos pero nunca fueron usados por ese pueblo; su fiereza y belicosidad no eran tan exageradas como se pintan tradicionalmente; la mitología no resulta más interesante que la clásica o cualquier otra…

Pero si la civilización vikinga siempre ha estado ahí, subyugando la imaginación general, este año se ha vuelto omnipresente. Por un lado, los escandinavos se han asomado a la pequeña pantalla en una serie para contarnos las aventuras de Ragnar Lodbruk (un personaje más o menos real) y, por otro, dos exposiciones han intentado alumbrarnos un poco más sobre ellos, su historia, sus andanzas, su arte, sus creencias, etc.

Una la ha organizado el British Museum bajo el título Vikings: life and legend (Vikingos: vida y leyenda) y aún la pueden visitar hasta el 22 de junio. Yo estuve en Londres en abril y resultaba divertido ver deambular por el atrio y otras dependencias a unos cuantos de esos guerreros, enormes por cierto, posando con el público rigurosamente ataviados a la usanza de entonces y armados con hachas y escudos.

La otra pueden contemplarla en el Museo Marítimo de Barcelona (o sea, en las Reales Atarazanas, frente al puerto) hasta el 9 de septiembre, por 12 euros la entrada general (que incluye la visita al museo). Su objetivo es descubrir una imagen menos tópica del pueblo escandinavo, mucho menos unificado de lo que se cree, más reciente (vivieron en la Edad Media, entre los siglos VIII y XII, no en la antigüedad como suele pensar la gente), tan comerciante como guerrero y que en una última etapa incluso se convirtió al cristianismo.

La muestra de Barcelona, que se titula Vikingos, a secas, está formada por cuatrocientas piezas originales procedentes del Statens Historiska Museet de Estocolmo y repartidas en ocho ámbitos temáticos (vida cotidiana, creencias, artesanía, embarcaciones…). También hay numerosos elementos interactivos y producciones multimedia.

También hay múltiples actividades. Así, el visitante podrá tener en sus manos una fiel reproducción de una espada vikinga, asistir a un taller de construcción naval de drakkars o knorrs (los dos tipos de barco que usaban; de hecho, la pieza estrella es una reconstrucción exacta de la nave de Gokstad), participar en una genuina fiesta al modo de la época (con cena y todo) y la posibilidad de ganar un viaje a Dinamarca.

Más información: British Museum y Museo Marítimo de Barcelona

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