Desde que los chinos inventaran la pólvora hacia el año 1044 la artillería fue adquiriendo progresivamente mayor importancia en la guerra hasta convertirse en parte fundamental. Al igual que ocurría con otras armas, como los caballos, espadas, aviones, barcos o tanques, los cañones eran bautizados por los artilleros con nombres propios y, los hay que alcanzaron la fama por diversos motivos, la mayoría relacionados con su tamaño. Ésta es una pequeña lista de los más significativos, aunque seguro que me olvido de alguno importante.
1. Mons Meg
Uno de los más antiguos, el Mons Meg, fue forjado en 1449 por el escocés Moses McKim, que le puso ese nombre por la voz gruñona de su mujer, Mowans Meg. Medía cinco metros y su peso lo hacía poco práctico, por lo que, tras participar en pocas acciones, fue trasladado al Castillo de Edimburgo y reservado para disparar salvas de honor.
2. El cañón de los Dardanelos
De esa misma época es el Cañon de los Dardanelos que los turcos emplazaron ante Constantinopla en 1453 durante su asedio. Era de bronce, medía una decena de metros y necesitaba cincuenta parejas de bueyes para transportarlo. Las brechas que abrió en las murallas permitieron a Mehmet II asaltar la ciudad. Aún se puede contemplar en los muros.
3. El Zar
El Zar ruso de 1585 ostenta aún el récord de tener el mayor calibre, pese a medir mucho menos que los monstruos del siglo XX -sólo 5,34 metros-. Está en el Kremlin, junto a la campana más grande que existe, y parece que nunca llegó a disparar.
4. El Tigre
Una andanada del Tigre se llevó un brazo del almirante Nelson en 1797, cuando el famoso marino intentaba conquistar Santa Cruz de Tenerife. El cañón se exhibe en el Museo del Castillo San Cristóbal, su emplazamiento original, bajo la Plaza de España.
5. El Abuelo
En los comienzos de la Primera Guerra Carlista, el ejército de Zumalacárregui carecía de artillería y tuvo que arreglarse con un viejo cañón de la Guerra de la Independencia que se encontró abandonado en una playa. Los soldados lo bautizaron el Abuelo.
6. Parisen Kanonen
El siglo XX alumbró enormes piezas artilleras alemanas, como en el gran conflicto bélico que asoló Europa entre 1914 y 1918, en el que actuó el Parísen Kanonen, un mortero tan gigantesco como ineficaz usado para asediar París y que debía sostener su tubo con un tirante de acero. También se lo llamó Wilhelmgeschutze, en honor del káiser Guillermo.
7. Schwere Gustav
Luego, en la Segunda Guerra Mundial, la Wermacht insistió en el asunto con el cañón más grande jamás construido, el Schwere Gustav (del que hubo una segunda unidad llamada Dora), para destruir la Línea Maginot, aunque no llegó a usarse allí. Necesitaba un tren de 25 vagones para desplazarse y una dotación de 2.000 hombres. Suele llamársele, erróneamente, Gran Bertha.
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