El castillo de Peñafiel es uno de los ejemplos típicos de estas fortalezas medievales al estar situado sobre lo alto de una loma solitaria a( 35 kilómetros de Valladolid) perfilándose contra el azul del cielo su doble muralla con 30 torreones, de la que parece brotar hacia lo alto los 34 metros de la silueta central de la torre del homenaje.

Es de planta muy alargada, 211 metros de largo por 23 de ancho, con los extremos aún más finos asemejando un barco. Construido en estilo románico, de él se tiene constancia documental desde el año 943. Cuatro décadas después fue tomado por Almanzor y sería el rey Sancho García el que lo reconquistase en el siglo XI, protagonizando además la leyenda que otorgó al castillo su nombre actual (hasta entonces era conocido como Peña Falcón) al exclamar desde sus almenas: «¡Desde hoy ésta será la peña más fiel de Castilla!»

Desde entonces el lugar fue escenario de avatares históricos, resistiendo asedios durante las luchas dinásticas castellanas y pasando de mano en mano: Alfonso el Batallador, Fernando III, Alfonso X el Sabio, el Infante don Juan Manuel (sí, el famoso autor de El conde Lucanor), etc.

El castillo de Peñafiel experimentó desde entonces diversas reformas. En 1917 fue declarado Monumento Nacional y en 1999 se recuperó su uso activo, pero no con fines bélicos, claro, sino para para instalar la sede del Museo Provincial del Vino. Ubicado en el ala sur, su objetivo es hacer un recorrido por la historia y cultura de esta bebida, mostrando las técnicas de elaboración de los caldos con Denominación de Origen de la provincia: Ribera del Duero, Tierra de León, Cigales, Toro y Rueda.

La entrada cuesta 6 euros (3 sólo al castillo) y hay catas, cursos, etc. Cierra los lunes.

Foto: Lalviarez en Wikimedia Commons

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2 respuestas a “El castillo de Peñafiel”