En estos días en que se habla tanto del cambio climático podemos echar la vista atrás y ver las consecuencias que fenómenos parecidos produjeron entonces.

Un ejemplo puede ser El Año Sin Verano, como se llamó al año 1816, en el que las anormalidades climáticas causaron grandes hambrunas y mortandad tanto en Norteamerica como en Europa.

Nevadas en julio y agosto, grandes heladas, oscilaciones térmicas enormes en unas pocas horas…

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En 1920 se concluyó que la causa habían sido las erupciones volcánicas de la montaña Tambora (Indonesia) en abril de 1815, que arrojaron a la atmósfera un millón y medio de toneladas métricas de polvo.

Uno de los efectos más curiosos fueron los espectaculares ocasos que se pudieron contemplar ese año, y que quedan perfectamente reflejados en las pinturas de J.M.W. Turner.


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