¿Cuáles son los trazos que definen al buen viajero? ¿Se trata de preparar las maletas más completas o consiste en una disposición especial a la hora de moverse por sitios desconocidos? Aquí puedes saber más sobre las claves de ser un buen viajero, pues desmenuzamos cómo te puedes convertir en la persona que más disfruta de los viajes. Y es que un buen viajero sacará más provecho de sus escapadas y rutas, ya que sabrá adaptarse a las circunstancias.

Calma y minucia en la preparación del viaje

A la hora de preparar un viaje, hay que saber qué tipo de experiencia se está buscando y contratar los desplazamientos y el alojamiento en base al tipo de ruta que se seguirá.

El tipo de viaje que se planea influye en el tipo de alojamiento, ya que, por ejemplo, si una persona está preparando un viaje de un mes por las islas griegas y planea dormir en campings, quizá convenga contratar una noche al final de cada semana en un hotel o albergue, para así descansar de la dinámica de la tienda de campaña.

Más allá de cómo se pasarán las noches, también es fundamental saber preparar una maleta o mochila. Hoy en día, para viajes largos y de mucho movimiento, utilizar una mochila puede ser provechoso, ya que se puede pasear por la ciudad con ella, si bien es una carga para la espalda que quizá se quiera evitar. De nuevo, el individuo deberá tener en cuenta todas las circunstancias y saber ser precavido.

Además, no se debe infravalorar el tiempo necesario para preparar un buen neceser, ya que según el destino será necesario incluir un protector solar o una protección antimosquitos.

Estar abierto a nuevas experiencias

Una vez se está en el destino, sea el tipo de lugar que sea (un viaje de naturaleza, urbano o rural), una de las reglas de oro para disfrutar más consiste en saber estar dispuesto a hacer cosas que normalmente no se hacen. Esto quiere decir saber buscar los lugares recónditos, saber probar platos típicos con ingredientes que normalmente no nos atraen y saber ir a una demostración de un baile típico tradicional, aunque sea algo que en casa no se haría.

Estar de viaje significa salir de la rutina y, en consecuencia, salir de lo que nos es familiar y cómodo, por lo que probar nuevas experiencias enriquecerá nuestro conocimiento del lugar y dará una mejor idea de cómo viven los locales. Acudir a espectáculos de bailes tradicionales o comer en mercados locales pueden ser formas de conocer la ciudad y su modo de vivir.

Saber moverse sin necesidad de saber dónde estás

A la hora de moverse por una ciudad, si bien es importante seleccionar una serie de monumentos que nos interesen personalmente para hacer la visita, hay que dedicar tiempo a “saber perderse” por sus veredas y callejones. Caminar sin rumbo, disfrutando de las vistas y los lugareños proporcionará visiones únicas sobre un sitio. La interacción con la gente del lugar también podrá proporcionar información y vivencias inolvidables.

Otra buena idea para aumentar el conocimiento sobre el lugar es pasear en bicicleta, especialmente en las primeras horas del día mientras la ciudad amanece y los habitantes se levantan y abren sus negocios.


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