La Biblioteca Clementina de Praga es una de las más, sino la más, bonitas bibliotecas que existen en el mundo. Se abrió en 1722 como parte de la Universidad jesuita dentro de un complejo arquitectónico denominado Clementino. Es uno de los ejemplos de manual de la arquitectura Barroca y su interior, que ha permanecido intacto desde el siglo XVIII, está profusamente decorado, no solo con muebles, anaqueles y otros accesorios, sino también con frescos que llenan sus techos.

Estos frescos fueron realizados por Jan Hiebl, que preparó un programa de motivos alegóricos relativos a la importancia de la educación en la sociedad, retratos de santos jesuitas, patronos de la universidad y personajes de referencia dentro de esta orden.

Foto VitVit en Wikimedia Commons

La Biblioteca Clementina alberga en sus fondos unos 20.000 volúmenes. Muchos de ellos llegaron allí por orden del emperador José II, cuyo retrato preside la sala principal, que trasladó por decreto todos los libros de las bibliotecas de los desaparecidos monasterios del país.

La biblioteca, especializada en literatura teológica, fue declarada en 1777 por María Teresa I de Austria como Biblioteca Universitaria y Pública, y cuatro años después su director, Karel Rafael Ungar, creó una colección de literatura escrita en lengua checa bajo el nombre de Biblioteca Nacional, la base de lo que es ahora la mayor biblioteca de Chequia.

Algunos de estos libros históricos, parte de ellos ejemplares únicos, han sido digitalizados por Google y pasarán a estar disponibles próximamente en la biblioteca digital de Google Books.

Foto Bruno Delzant en Wikimedia Commons

Merece la pena mencionar en la Biblioteca Clementina su colección de suntuosos globos terráqueos y astronómicos que jalonan el pasillo central y los relojes astronómicos, muchos de ellos construidos por el maestro Jan Klein.

La biblioteca es uno de los lugares obligados de visita en Praga. El complejo arquitectónico Clementino, situado en la ciudad vieja, hunde sus raíces en el siglo XII, cuando la orden de los Dominicos construyó allí un convento. Hoy puede recorrerse en un tour guiado en el que hay otros espacios que ver.

Entre ellos, la Capilla de los Espejos, también Barroca, que está adornada en sus techos y paredes con espejos y es un edificio único. También hay que ver la Sala de los Meridianos, antesala de la Torre Astronómica. Fue utilizada por científicos y estudiosos del Cosmos como Josef Stepling para realizar sus investigaciones. Las vistas en 360 grados de la ciudad desde su galería son espectaculares.

Vía: My Modern Met


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