En los montes Altái, al sur de Siberia, se encuentra la famosa cueva de Denisova, el único lugar del mundo donde se ha demostrado la presencia de tres tipos distintos de humanos: Neandertales, Denisovanos y humanos modernos. Un nuevo estudio, publicado en Nature Communications, ha conseguido reconstruir con un detalle sin precedentes la historia completa de la cueva durante los últimos 300.000 años.

Los responsables del hallazgo son más de 20 investigadores de Australia, Rusia, Alemania, Israel y Estados Unidos, quienes han trabajado con técnicas de datación de sedimentos, análisis de ADN antiguo y estudios arqueológicos y paleontológicos. Su investigación ha permitido conocer cuándo vivió cada grupo de humanos en la cueva y cómo era su entorno, qué animales los acompañaban y qué cambios climáticos debieron enfrentar.

La cueva de Denisova tiene tres salas principales: la Cámara Principal, la Cámara Este y la Cámara Sur. Hasta ahora la mayor parte de las investigaciones se habían centrado en las dos primeras, pero el nuevo estudio se ha enfocado en la Cámara Sur, mucho menos explorada pero que ha revelado información valiosa para completar los vacíos de las otras zonas.

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Arqueólogos excavando en la cámara sur de la cueva de Denísova. Crédito: Z. Jacobs et al.

Durante las excavaciones entre 2017 y 2019, los científicos recogieron casi 500 muestras de sedimentos en esta Cámara Sur, y gracias a una técnica conocida como datación óptica pudieron establecer cuándo se depositaron esas capas de tierra. Luego, mediante análisis genéticos, identificaron fragmentos de ADN antiguo tanto de humanos como de animales. Todo esto junto con el hallazgo de herramientas de piedra, huesos y objetos ornamentales permitió reconstruir una cronología detallada.

La historia humana en Denisova: encuentros y reemplazos

El estudio muestra que los Denisovanos fueron los primeros en habitar la cueva, desde hace al menos 250.000 años. Más tarde, hace unos 200.000 años, llegaron los Neandertales. Incluso en algunos periodos las dos especies coincidieron y convivieron, y se sabe que llegaron a tener descendencia conjunta porque en la Cámara Principal se encontró el hueso de una niña con madre neandertal y padre denisovano.

Los investigadores también identificaron el ADN de humanos modernos en las capas más recientes, datadas entre hace 25.000 y 20.000 años. Aunque no se han hallado restos óseos, sí dejaron señales genéticas y objetos característicos como un colgante hecho con diente de ciervo y una figura de marfil de mamut.

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Vista superior del diente perforado de ciervo descubierto en la cueva de Denisova, en el sur de Siberia. Crédito: Max Planck Institute for Evolutionary Anthropology

Las muestras de ADN también indican que hubo dos poblaciones distintas de Denisovanos, una más antigua y otra más reciente. La más antigua, relacionada con los fósiles Denisova 2 y 8, desapareció hace unos 150.000 años. Después llegó una nueva población, representada por Denisova 3 y 4, que habitó en la cueva hasta hace unos 55.000 años.

El estudio también revela que los humanos antiguos compartían la cueva alternando con una gran variedad de animales como osos, hienas, bisontes, rinocerontes lanudos, mamuts, lobos, zorros y ciervos, entre otros. Gracias al análisis del ADN de estos animales los científicos pudieron detectar cuándo vivió habitó cada especie y cómo cambiaban en función del clima.

Por ejemplo, los osos de las cavernas y los osos pardos ya estaban presentes desde las capas más antiguas, mientras que las hienas cambiaron de tipo genético a lo largo del tiempo, y los bisontes y ciervos aumentaron su presencia en épocas más frías.

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La estatuilla de animal más antigua del mundo, encontrada en la cueva de Denísova. Crédito: Institute of Archeology and Ethnography

El estudio también señala que las condiciones climáticas de la región fluctuaron drásticamente con periodos cálidos, como el interglacial de hace 130.000 años, y otros muy fríos, como las glaciaciones. Estos cambios afectaron tanto a los animales como a los humanos, que tuvieron que adaptarse o abandonar el lugar. No obstante, la cueva de Denisova parece haber sido un refugio durante los peores momentos climáticos, lo que explicaría su ocupación prolongada.

El estudio ofrece una visión completa del ecosistema humano y animal a lo largo de tres ciclos glaciares donde la cueva, según los investigadores, funcionó como un observatorio natural de la evolución humana en Eurasia.

La desaparición de los Denisovanos en la región no coincidió con una gran extinción animal ni con un evento climático extremo, lo que lleva a los autores a pensar que su desaparición podría deberse a factores sociales o al encuentro con humanos modernos.


FUENTES

Jacobs, Z., Zavala, E.I., Li, B. et al. Pleistocene chronology and history of hominins and fauna at Denisova Cave. Nat Commun 16, 4738 (2025). doi.org/10.1038/s41467-025-60140-6


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