En los fosos defensivos del fuerte romano de Magna, situado en Northumberland y sede hoy del Roman Army Museum, los arqueólogos han encontrado restos de calzado antiguo de dimensiones extraordinarias que despierta interrogantes sobre quiénes habitaron este puesto fronterizo del norte de Britania hace casi dos mil años.
El Vindolanda Charitable Trust lleva cinco años investigando este yacimiento clave cerca del Muro de Adriano, pero nada había preparado a los expertos para lo que encontrarían en los estratos semi-anaeróbicos de las trincheras septentrionales del fuerte.
Entre los primeros hallazgos llamó la atención una suela de cuero de 32 centímetros —equivalente a una talla 13/14 británica y a una 48/49 española—, que es una de las más grandes jamás registradas en la colección de Vindolanda, donde se conservan alrededor de cinco mil piezas de calzado romano.

Curiosamente, de los 32 restos de calzado recuperados hasta ahora en Magna ocho superan los 30 centímetros de longitud, incluido un ejemplar récord de 32,6 centímetros. Una proporción sorprendente ya que en Vindolanda solo el 0,4% del calzado catalogado alcanza esas dimensiones, frente al 25% registrado en Magna.
¿Una guarnición de gigantes?
La Dra. Elizabeth Greene, especialista en calzado antiguo de la Universidad de Western Ontario y colaboradora habitual de Vindolanda, no oculta su perplejidad: Aquí está ocurriendo algo muy distinto. Incluso en esta muestra preliminar, es evidente que estos zapatos son, en promedio, mucho más grandes que los de Vindolanda.
Aunque admite que el proceso de conservación puede reducir el tamaño original hasta en un centímetro, la diferencia sigue siendo abrumadora. Mientras la talla media en Vindolanda oscila entre 24 y 26 centímetros —similar a la actual—, los hallazgos de Magna apuntan a una población con características físicas notablemente diferentes.
Las hipótesis se multiplican. ¿Eran estos zapatos propiedad de soldados pertenecientes a una unidad militar con reclutas de regiones donde la estatura media era mayor? ¿O acaso reflejan adaptaciones específicas para actividades o rangos dentro del fuerte? Andrew Birley, director de excavaciones de la Trust, subraya la importancia de estos detalles: Estos objetos nos recuerdan que no todas las poblaciones eran homogéneas. Las variaciones entre los regimientos y las personas que servían en el Muro de Adriano podían ser tanto culturales como físicas.
Junto a los impresionantes zapatos de tallas XXL el equipo ha recuperado calzado infantil y otros ejemplares que reflejan la vida cotidiana en el fuerte. Cada pieza, desde las sandalias estivales hasta las botas de marcha, ofrecen una conexión con aquellos que las usaron. Rachel Frame, arqueóloga senior del proyecto Magna, destaca el valor de estos restos orgánicos: Son los hallazgos más frágiles, pero también los más evocadores. Sin embargo, el cambio climático los está poniendo en peligro.
La urgencia por documentar estos vestigios antes de que la humedad y las temperaturas variables los degraden es una prioridad. El apoyo del National Lottery Heritage Fund ha sido crucial, pero Birley advierte: Celebramos la diversidad de estos pueblos solo si logramos preservar su rastro arqueológico. Cada zapato que perdemos es una historia que desaparece para siempre.
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