En un pozo cerca de la ciudad italiana de Faenza cerca de Rávena, los arqueólogos encontraron los restos de un bebé que vivió durante la Edad del Cobre, hace aproximadamente entre 4.000 y 5.000 años. Lo sorprendente no fue solo el hallazgo en sí, sino que, a pesar de que los huesos estaban extremadamente degradados, los científicos han podido reconstruir detalles sobre su corta vida, su salud e incluso su linaje materno.
Los restos del niño fueron descubiertos durante unas excavaciones arqueológicas previas a unas obras de construcción. El esqueleto estaba en muy mal estado, solo se conservaban algunas coronas dentales y pequeños fragmentos de hueso. La degradación de los restos óseos es un problema común en arqueología, especialmente en el caso de los niños, cuyos huesos son más frágiles, explican los investigadores en el estudio publicado en el Journal of Archaeological Science.
A simple vista estos restos no parecían prometer mucha información, pero el equipo de científicos liderado por Owen Alexander Higgins y Francesco Fontani de la Universidad de Bolonia, decidió aplicar una combinación de técnicas avanzadas para extraer toda la información posible.
Los dientes, gracias a su alta resistencia al paso del tiempo, se convirtieron en la clave para desentrañar el misterio. Los investigadores analizaron dos piezas dentales, un molar de leche y un molar permanente que aún estaba en desarrollo cuando el niño murió.

Mediante un estudio microscópico, lograron contar las «líneas de crecimiento» del esmalte dental, similares a los anillos de los árboles, lo que permitió calcular con gran precisión la edad del niño al morir, aproximadamente 17 meses. A pesar de la preservación limitada de los elementos esqueléticos, la aplicación combinada de técnicas bioantropológicas avanzadas demostró el potencial informativo inherente incluso en unos pocos elementos anatómicos preservados, señala el estudio.
No encontraron marcas de estrés o enfermedades graves en los dientes, lo que indica que el bebé y su madre gozaron de relativa buena salud durante el embarazo y los primeros meses de vida.
Uno de los mayores desafíos fue determinar el sexo del infante, ya que los huesos no estaban lo suficientemente preservados para un análisis tradicional. Los científicos examinaron un fragmento de esmalte dental y encontraron un péptido específico que solo está presente en los varones, confirmando por tanto que se trataba de un niño.
Un misterioso linaje poco común
Aunque los fragmentos de hueso apenas conservaban ADN los investigadores lograron reconstruir casi por completo el genoma mitocondrial (el que se hereda por línea materna) del niño, y descubrieron que el bebé pertenecía a un haplogrupo poco común en la Italia de la Edad del Cobre: el V+@72, relacionado con grupos Saami del norte de Europa y poblaciones de la cornisa cantábrica de la Península Ibérica.
Este haplogrupo es raro entre los europeos modernos y solo se ha documentado en otro individuo antiguo, procedente de una necrópolis en Cerdeña, explican los autores. De hecho el haplogrupo V solo está presente hoy en el 4 por ciento de los nativos europeos, y el subtipo V+@72 es todavía más raro.
Es posible que la familia materna del niño procediese de lugares muy lejanos aunque se necesitan más estudios para confirmarlo, lo que indica una movilidad o migración extensa durante miles de años y cuenta una historia de conexiones culturales en la Europa prehistórica.
Esta investigación subraya el valor crítico de los enfoques multidisciplinares para superar los desafíos que plantean los restos altamente degradados, revelando información que de otro modo permanecería inaccesible, concluyen los investigadores. El bebé de Faenza ya no es un esqueleto olvidado en un pozo, sino una ventana a un pasado lejano que la ciencia ha logrado reabrir.
FUENTES
Owen Alexander Higgins, Francesco Fontani, et al., Reconstructing life history and ancestry from poorly preserved skeletal remains: A bioanthropological study of a Copper Age infant from Faenza (RA, Italy). Journal of Archaeological Science, Volume 180, August 2025, 106291. doi.org/10.1016/j.jas.2025.106291
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