El equipo del Instituto de Arqueología de Mérida (IAM, CSIC-Junta de Extremadura), dirigido por Esther Rodríguez González y Sebastián Celestino Pérez, ha presentado este jueves los resultados de la última campaña de excavación en el yacimiento, un edificio monumental de la cultura tartésica (siglos VIII-V a.C.) que no deja de aportar hallazgos excepcionales.

Entre copas áticas, cerámicas y un torno de alfarería en bronce, destaca una columna de mármol cuya base y fuste, analizados por Anna Gutiérrez del Instituto Catalán de Arqueología Clásica (ICAC), revelan un origen en las canteras de la isla de Mármara (Asia Menor), entonces parte del mundo griego.

Aunque aún se esperan análisis arqueométricos para precisar la ubicación exacta de la cantera, su procedencia griega y su datación en el V a.C. la convierten en un hallazgo único: Es la única pieza de estas características en el Mediterráneo occidental fabricada con mármol asiático, subrayan los directores de la excavación. Su contexto —junto a copas áticas de la misma época— y su posible función como altar refuerzan su valor excepcional. Pero lo que realmente asombra es su presencia en el interior peninsular, lejos de las costas donde solían localizarse objetos griegos, lo que confirma el papel central de Casas del Turuñuelo en las redes comerciales mediterráneas.

altar griego mas antiguo mediterraneo occidental
Vista del yacimiento tartésico de Casas del Turuñuelo, en Badajoz. Crédito: Proyecto Construyendo Tarteso (IAM-CSIC)

No es la primera vez que este yacimiento, ubicado en las Vegas Altas del Guadiana, aporta pruebas de su relevancia en época tartésica. Excavaciones anteriores ya habían documentado materiales exóticos como vidrios macedónicos o los pies de una escultura en mármol pentélico —procedente de Atenas—, pero la columna griega añade ahora una nueva capa de complejidad a su historia. Estos hallazgos resaltan la importancia política y económica de un enclave donde lo ritual y lo religioso tenían un peso fundamental, explica Celestino Pérez, en referencia a los sacrificios masivos de animales descubiertos en 2017 y a la misteriosa «amortización» (abandono ritual) del edificio.

La VII campaña, desarrollada en las áreas este y norte del yacimiento, ha sacado a la luz seis nuevas estancias, tres de ellas exteriores y vinculadas a actividades productivas. Entre hornos, pesas de telar, molinos y cerámicas de almacenaje, sobresale un torno de alfarero en bronce, testimonio de una artesanía especializada. Sin embargo, el descubrimiento más llamativo en términos técnicos es una estructura hidráulica de casi un metro de altura, construida con grandes piedras y planificada antes de erigir el edificio principal. Demuestra los avanzados conocimientos de sus constructores, apunta Rodríguez González.

Casas del Turuñuelo lleva casi una década desenterrando hitos arqueológicos. En 2017 saltó a los titulares por el hallazgo de un sacrificio ritual de caballos, bueyes y cerdos en su patio; en 2023, por las primeras representaciones humanas de Tarteso; y en 2024, por una placa de pizarra con escenas bélicas y lo que podría ser un abecedario de escritura paleohispánica meridional. Su excelente estado de conservación —inusual en yacimientos de la Edad del Hierro— permite estudiar técnicas constructivas únicas, como el uso de adobe en grandes edificios, eje del proyecto Construyendo Tarteso (Ministerio de Ciencia).

Financiado por la Junta de Extremadura, la Diputación de Badajoz y la Fundación MAPFRE, el yacimiento sigue revelando la sofisticación de Tarteso, una cultura que, lejos de ser un mero receptor de influencias fenicias o griegas, desarrolló su propia identidad.



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