De finales del período de la cultura prehistórica Jōmon en Japón, que se extiende entre 14.000 y 400 a. C. aproximadamente, se han encontrado numerosas figurillas de pequeños humanoides a las que se denomina dogū (literalmente, figura de arcilla).
Se descubrieron por todo el país excepto en la prefectura de Okinawa, y todas son muy parecidas en estilo, con un tamaño entre 10 y 30 centímetros, con grandes ojos en caras amplias, brazos y manos pequeños y cinturas estrechas.
No se sabe cual era su propósito, aunque el hecho de que muchas parezcan ser figuras femeninas ha llevado a los investigadores a relacionarlas con rituales chamánicos y de fertilidad, o incluso con la representación de diosas.
Fueron creadas por las comunidades neolíticas de cazadores-recolectores que entre 1000 y 400 a.C. desarrollaron en las islas de Japón una cultura compleja de rituales sofisticados y con profundas conexiones con lo espiritual.
Dejaron de hacerse y desaparecieron con la transición a la agricultura durante la siguiente era Yayoi, un periodo marcado por una sociedad matriarcal en la que se inicia el cultivo del arroz y el trabajo del metal y la cerámica.
De entre todos los dogū descubiertos hay unos que son especiales y distintos a todos los demás, los Shakōkidogū. Los primeros aparecieron en el yacimiento arqueológico de Kamegaoka, en la prefectura de Aomori, a finales del siglo XIX, y desde entonces se han encontrado muchos más en las regiones del norte de Japón, especialmente en Hokkaidō, Tōhoku y Kantō.
Se los conoce popularmente como los dogū con gafas, porque parece que llevan los ojos cubiertos con una especie de anteojos que nadie sabe muy bien que son, pero que se asemejan a las famosas gafas usadas por los Inuit para protegerse del sol. Precisamente su nombre Shakōkidogū significa literalmente dispositivo bloqueador de luz, por ello.
A diferencia de los otros dogū que presentan formas humanas más convencionales, los Shakōkidogū destacan por su diseño único de ojos sobredimensionados en ocasiones con las líneas que asemejan gafas, cuerpos estilizados y, en muchos casos, marcas que pueden simbolizar tatuajes o cicatrices rituales. Algunas parecen adoptar posturas de danza o trance chamánico.
¿Para qué se usaban? Teorías y simbolismo
A diferencia de las figurillas femeninas del Neolítico europeo, que tradicionalmente se asocian a la fertilidad, los Shakōkidogū parecen tener un propósito distinto. Una de las hipótesis más aceptada los considera objetos rituales de protección.
El hecho de que la mayoría se hayan encontrado intencionadamente rotos, faltándoles un brazo, una pierna u otra parte del cuerpo, ha llevado a pensar que podían ser utilizados en una especie de transferencia de males. Al romper la figurita la enfermedad o el problema desaparecerían o se alejarían de la comunidad.
Otra hipótesis los considera representaciones de rituales chamánicos. Serían seres sobrenaturales que mediaban entre el mundo humano y el espiritual, y sus enormes ojos simbolizarían estados alterados de la conciencia.
Teorías más controvertidas proponen que son la prueba de encuentros con culturas lejanas o incluso fenómenos astronómicos, sin que se haya podido probar hasta el momento ninguna hipótesis.
Los Shakōkidogū están considerados Tesoros Nacionales de Japón, y se exhiben en numeroso museos como el Tokyo National Museum y el Aomori Museum of Art, inspirando aspectos de la cultura moderna como el manga y los videojuegos.
FUENTES
Tokyo National Museum, Dogū: Objects of Prayer in the Jomon Period
National Museum of Japanese History, Jomon Period Clay Figurines Database (Dogu Database)
Michael Dylan Foster, The Book of Yokai
Andrew Meirion Jones, Andrew Cochrane, The Archaeology of Art: Materials, Practices, Affects
Wikipedia, Dogū
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