Un equipo de arqueólogos bajo la dirección de la Asociación Regional Westfalia-Lippe (LWL) ha encontrado evidencias de ocupación humana en Delbrück-Bentfeld, en el distrito alemán de Paderborn, que abarca varios periodos históricos y una conexión sorprendente con la cultura romana.

Los trabajos comenzaron en noviembre de 2024 y han descubierto alrededor de 400 estructuras arqueológicas como edificaciones, pozos y, de manera excepcional, una tumba de cremación con objetos pertenecientes posiblemente a un germano que sirvió el ejército imperial romano.

La excavación fue dirigida por el arqueólogo Sven Knippschild, y se llevó a cabo en un área de expansión residencial donde ya en 2016 se habían detectado indicios de un poblado de los siglos II y III d.C. Ahora los nuevos hallazgos han demostrado que el lugar estuvo ocupado en distintas épocas, configurando lo que los expertos denominan un asentamiento plurifásico. Lo más destacado es la presencia de artefactos que prueban que sus habitantes tenían acceso a bienes de origen romano, algo poco común en esta región de Westfalia.

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Uno de los objetos recuperados, perteneciente a un cinturón militar romano. Crédito: EggensteinExca/S. Knippschild

En total se recuperaron 750 objetos, 600 de ellos metálicos, y se encontraron dos edificios identificables por las huellas de postes, dos Grubenhäuser (construcciones semisubterráneas típicas germánicas), varios hoyos de almacenamiento y dos pozos, ademas de la singular tumba de cremación, denominada Brandgrubengrab Befund 531.

Un guerrero germano al servicio de Roma?

La sepultura contenía los restos de una pira funeraria compuestos de carbón, huesos calcinados y ofrendas carbonizadas, pero lo que la hace única en la región son los objetos depositados junto al difunto: una punta de lanza, dos fíbulas (broches para la ropa), un peine de hueso fragmentado, un eslabón para hacer fuego y, sobre todo, una schnalle (hebilla) con adornos en forma de cabeza animal fechada entre los siglos IV y V, que perteneció a un cinturón militar romano, según confirmaron los especialistas.

Es la primera vez que encontramos componentes de un equipamiento castrense romano en un contexto funerario en Ostwestfalia, explica el Dr. Sven Spiong, director de la sede regional del LWL en Bielefeld. Hasta ahora objetos similares solo se conocían por hallazgos superficiales, por lo que la presencia de esta hebilla plantea la cuestión de si el difunto fue un mercenario germánico que sirvió en las legiones.

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El pozo compuesto por tres segmentos de tronco de árbol. Crédito: EggensteinExca/S. Knippschild

La teoría cobra fuerza si se compara el yacimiento con otro encontrado en Salzkotten-Scharmede, donde también aparecieron artefactos romanos en un asentamiento coetáneo.

Pero la tumba no sería la única sorpresa para los arqueólogos, porque en el último tramo de la excavación encontraron un pozo que, al principio, pensaron que era un abrevadero para ganado. Al profundizar descubrieron una estructura de madera excepcionalmente conservada compuesta por tres troncos ahuecados y un diámetro superior a un metro. Entre los sedimentos del interior había fragmentos de cuero, un ala de insecto y un madero con muescas y marcas grabadas.

El estado de conservación de la materia orgánica es extraordinario, subraya Knippschild. El madero reutilizado en la construcción del pozo presenta incisiones cuyo significado todavía no ha sido desentrañado. Excepcionalmente, sobre la estructura se descubrió una capa de cenizas y huesos quemados, posiblemente restos humanos no recuperados tras una cremación, junto a cuentas de vidrio azul, verde y transparente. ¿Pudo este pozo abandonado en el siglo V ser usado también como lugar de incineración?

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Una de las cuentas de vidrio encontradas en el pozo. Crédito: LWL-Archäologie für Westfalen/A. Madziala

El LWL ha anunciado análisis adicionales para afinar la cronología y el contexto de los hallazgos, con estudios dendrocronológicos y de carbono 14 que precisarán la edad de las maderas, mientras que los sedimentos del pozo serán cribados en busca de semillas o polen.

Este yacimiento es una ventana excepcional para entender cómo vivían las comunidades locales durante la Völkerwanderung (periodo de migraciones germánicas), destaca la Dra. Julia Hallenkamp-Lumpe, arqueobotánica del LWL. El pozo, en particular, ofrece pistas sobre un momento clave, la transición entre la era romana y la Alta Edad Media.

Concluidas las excavaciones y una vez que se haya registrado y documentado todo el yacimiento, el terreno será urbanizado.



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