Un estudio publicado en The Journal of Island and Coastal Archaeology revela que dos fósiles de braquiópodos, criaturas marinas que vivieron hace millones de años, fueron encontrados en un yacimiento arqueológico romano datado entre los siglos I y III d.C. en la isla de Mogador, cerca de Essaouira (Marruecos).
Estos fósiles, junto con otros cuatro encontrados en los años 60 en el interior de un ánfora, no son originarios de la isla, sino que debieron ser transportados por los romanos desde zonas distantes a través de antiguas redes de intercambio en el norte de África.
Los braquiópodos son animales marinos que existieron hace entre 145 y 100 millones de años, durante el período Cretácico. Los ejemplares encontrados en Mogador han sido identificados como Lamellaerhynchia rostriformis y estaban increíblemente bien conservados.
Lo curioso es que la isla de Mogador está formada por dunas de apenas dos millones de años, por lo que estos fósiles no pueden haberse formado allí. El origen de los braquiópodos no es local, explica el estudio.
Tras analizar su morfología y estructura interna, los investigadores determinaron que provenían de zonas situadas a unos 50 km al sureste de Mogador, donde abundan rocas del período Hauteriviense (hace entre 132 y 129 millones de años).
¿Cómo llegaron estos fósiles a Mogador?
La presencia de estos fósiles en un contexto romano plantea la pregunta ¿por qué los romanos los transportaron hasta la isla? Según el estudio existen varias hipótesis. Una de ellas explica que Mogador era un enclave romano que dependía de suministros externos, incluida carne de ovejas, cabras y otros animales.
Es posible que pastores locales que recorrían las zonas donde se encuentran estos fósiles, los encontrasen y los llevasen a la isla como curiosidad o para intercambiarlos.
Otra tiene que ver con el comercio de madera. Los romanos valoraban enormemente la madera de sandárac, un árbol típico de la región, por lo que los fósiles pueden haber sido transportados junto con esta madera, ya que ambas zonas —la de los fósiles y la de los bosques— están cercanas.
Por último, en algunas culturas los fósiles se asociaban con creencias mágicas o medicinales. Por ejemplo, en la antigua China se usaban para tratar enfermedades, y en Europa se creía que tenían poderes protectores.
Los investigadores señalan que los erizos de mar fósiles y los dientes de tiburón, por ejemplo, están bien documentados como ofrendas votivas y talismanes de varios yacimientos romanos. La presencia de especímenes en un ánfora romana sugiere una deposición selectiva., lo que podría explicar un uso ceremonial.
La isla de Mogador fue un importante punto de intercambio comercial desde la época fenicia (siglo VII a.C.) hasta la romana (siglos I-IV d.C.). Los fenicios comerciaban con marfil, pieles y tintes púrpura, mientras que los romanos explotaban recursos como la madera de sandárac, la sal y el garum (la famosa salsa de pescado).
Los fósiles de braquiópodos, aunque no tenían un valor económico evidente, pueden haber sido parte de este flujo e intercambio de bienes y productos.
Los investigadores concluyen que nuestros conocimientos sobre la importancia de los fósiles en la cultura y el comercio romanos siguen siendo limitados, especialmente en el campo de los fósiles invertebrados. Este tema está hasta ahora poco estudiado y necesita más datos. Una mayor investigación podría ayudar a comprender las rutas de transporte del pasado y la naturaleza del antiguo interés romano por los fósiles. En términos más generales, el análisis de los objetos geológicos y paleontológicos encontrados en las excavaciones arqueológicas está infraexplorado y necesita más atención científica.
FUENTES
Lehmann, J., Küchelmann, H. C., Juhl, F., & Mutterlose, J. (2025). Fossil brachiopods from the Roman site on Mogador Island (Essaouira, Morocco): Implications for past exchange of products. The Journal of Island and Coastal Archaeology, 1–25. doi.org/10.1080/15564894.2025.2485939
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