Investigadores documentaron un comportamiento sorprendente entre chimpancés de la selva de Budongo, en Uganda: no solo se curan sus propias heridas sino que también ayudan a otros miembros del grupo, incluso cuando no existe un parentesco genético y a pesar del riesgo de verse expuestos a patógenos. El hallazgo, publicado en Frontiers in Ecology and Evolution, podría esclarecer las raíces evolutivas de la medicina humana y los sistemas sanitarios, en palabras de la autora Elodie Freymann, de la Universidad de Oxford.

El estudio se centró en dos comunidades de chimpancés, Sonso y Waibira, durante cuatro meses de observación directa, junto con el análisis de décadas de registros en video y cuadernos de campo. Los científicos identificaron 41 casos de atención médica, incluyendo tanto autocuidado como ayuda a otros.

Entre estos, destacan siete episodios de atención prosocial, donde individuos aplicaron hojas masticadas de plantas con propiedades medicinales conocidas en heridas de sus compañeros, retiraron trampas e incluso asistieron en prácticas higiénicas.

Técnicas de curación y plantas medicinales

Los chimpancés emplearon múltiples métodos para tratar lesiones, desde el lamido directo de heridas —que posiblemente podría eliminar desechos y aplicar compuestos antimicrobianos presentes en la saliva— hasta la aplicación de hojas frescas o tallos masticados. Algunas de las plantas utilizadas e identificadas por los investigadores tienen usos documentados en la medicina tradicional, y propiedades bioactivas que favorecen la cicatrización.

Chimpances se curan unos a otros
[Arriba a la izquierda] KO mastica la corteza del tallo de A. macrophylla. [Arriba a la derecha] KO separa las hojas del tallo y las aplica sobre la rodilla herida. [Abajo a la izquierda] KO aplica la corteza del tallo masticada a la herida. [Abajo a la derecha] KO se frota con hojas adheridas. Crédito: Elodie Freymann et al. / Frontiers

El cuidado de heridas en chimpancés abarca técnicas variadas: presión con dedos previamente lamidos, frotado con hojas y la aplicación directa de material vegetal procesado, explicó Freymann. Todos los individuos observados se recuperaron de sus lesiones, aunque no podemos asegurar que esto se debiera exclusivamente a sus intervenciones.

Además del tratamiento de heridas, los científicos registraron otras conductas higiénicas como la limpieza de genitales con hojas después del apareamiento o del ano tras la defecación, que reducen el riesgo de infecciones.

Curiosamente los chimpancés no limitaron su ayuda a familiares cercanos. En cuatro de los siete casos de atención prosocial, los individuos asistieron a compañeros sin relación genética directa, desafiando la idea de que el altruismo en animales está restringido a beneficios evolutivos inmediatos.

Estos comportamientos refuerzan la evidencia de que los chimpancés reconocen el sufrimiento ajeno y actúan para aliviarlo, incluso sin una ventaja reproductiva clara, señaló Freymann. Entre los episodios registrados, destacan la extracción de un lazo metálico de la pierna de una hembra y la aplicación de hojas medicinales en las heridas de machos adultos tras peleas intracomunitarias.

La frecuencia de estos comportamientos varió entre las dos comunidades estudiadas. En Sonso, con un 40% de individuos afectados por heridas de trampas humanas, se documentaron más casos de atención médica que en Waibira. Esta diferencia podría deberse a una mayor habituación de los chimpancés de Sonso a la presencia humana, lo que facilita la observación por los investigadores, o a inestabilidades en la jerarquía social de Waibira que limitan las interacciones cooperativas.

Freymann también advierte sobre las limitaciones del estudio: La escasa habituación de Waibira genera un sesgo observacional, especialmente en conductas raras como la atención médica prosocial. Además, se necesitan análisis farmacológicos más profundos para confirmar las propiedades curativas de las plantas utilizadas.

El descubrimiento de que los chimpancés practican formas rudimentarias de medicina comunitaria refuerza la hipótesis de que los sistemas humanos de salud tienen raíces profundas en nuestro pasado evolutivo. La capacidad de identificar plantas medicinales, combinada con la disposición a ayudar a otros —incluso bajo riesgo de exposición a patógenos— sugiere que la empatía y la cooperación médica no son exclusivas de nuestra especie.

Esta investigación ilumina cómo nuestros ancestros pudieron haber comenzado a tratar lesiones y enfermedades, concluyó Freymann. Al estudiar a los chimpancés, vemos un espejo de los comportamientos que, con el tiempo, se convirtieron en la base de la medicina moderna.


FUENTES

Frontiers

Elodie Freymann et al., Self-Directed and Prosocial Wound Care, Snare Removal, and Hygiene Behaviors Amongst the Budongo Chimpanzees, Frontiers in Ecology and Evolution (2025). DOI: 10.3389/fevo.2025.1540922


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