Las calzadas construidas por los romanos en Gran Bretaña continuaron utilizándose tanto para viajar como para el comercio en la Edad Media durante más de mil años tras la caída del Imperio Romano, según un reciente estudio publicado en el Journal of Archaeological Science que se centra en el Mapa de Gough, el cual muestra que todavía en el siglo XV las principales rutas coincidían con las vías romanas originales.
El Mapa de Gough es uno de los mapas más antiguos que se conserva de Gran Bretaña. Dibujado sobre piel, data aproximadamente del siglo XV y en él están representadas ciudades, ríos y unas singulares líneas rojas que conectan diferentes asentamientos. Los historiadores pensaban que estas líneas podían representar distancias entre lugares, pero el nuevo estudio confirmó que en su mayoría se trata de rutas de viaje utilizadas en la época medieval.
Los investigadores Eijas Oksanen, de la Universidad de Helsinki, y Stuart Brookes del Instituto de Arqueología de la UCL, usaron tecnología de sistemas de información geográfica (GIS) para comparar esas líneas del mapa con las evidencias arqueológicas, nombres de lugares y documentos históricos. Lo que encontraron es que casi un tercio de las rutas representadas en el Mapa de Gough se correspondía con calzadas romanas, mientras que otro tercio eran rutas específicamente medievales y el resto de épocas posteriores.

La herencia romana en la Edad Media
El Imperio Romano creó una extensa red de calzadas en Gran Bretaña durante entre los años 43 y 410 d.C., que servían para la eficaz movilidad de las tropas y el transporte de mercancías. Aunque muchas de estas vías cayeron en desuso tras la marcha de los legionarios, rutas importantes como la Gran Vía del Norte y Watling Street, que aparecen en el Mapa de Gough, siguieron usándose y tienen claros orígenes romanos.
Pero no todas las calzadas romanas sobrevivieron, algunas fueron abandonadas debido a cambios políticos, como la fragmentación medieval de Inglaterra en reinos rivales, y otras quedaron en desuso porque las ciudades a las que servían desaparecieron o fueron reemplazadas por nuevos centros urbanos. Por ejemplo, la antigua ciudad romana de Sorviodunum (cerca de la actual Salisbury) fue abandonada, y las rutas que la conectaban fueron perdiendo importancia hasta caer en desuso.
Asimismo las regiones que contaban con gobiernos estables podían mantener mejor sus infraestructuras. Al contrario, en zonas fronterizas o conflictivas como los bosques de Selwood y Weald muchas carreteras romanas cayeron en desuso.

Un factor importante para la supervivencia de las rutas romanas fue el tipo de suelo sobre el que estaban construidas. Las que discurrían sobre suelos bien drenados resistieron mejor el paso del tiempo, mientras que las que atravesaban terrenos arcillosos y húmedos a menudo se deterioraron y fueron abandonadas. Igualmente, si las calzadas conectaban ciudades prósperas o puertos importantes tenían más probabilidades de seguir en uso.
Si bien la tendencia hacia el transporte fluvial en detrimento del terrestre podría explicar en parte la falta de tramos de calzadas romanas supervivientes a lo largo del corredor del Támesis, esta región también sufrió una importante agitación política durante el periodo altomedieval, cuando a menudo formaba una frontera entre los primeros reinos ingleses de Wessex y Mercia, afirman los investigadores. Aun así, en las tierras bajas de creta que flanquean el Támesis persistieron tramos de calzadas romanas.
Los arqueólogos también analizaron la distribución de miles de monedas romanas y medievales encontradas por detectoristas de metales en Inglaterra, y descubrieron que las monedas medievales tendían a aparecer cerca de las rutas marcadas en el Mapa de Gough, una correlación que se hizo más evidente a partir del siglo XI con el aumento del comercio y los viajes en esa época.
En última instancia, la supervivencia de las rutas era el resultado de decisiones minúsculas y acumulativas tomadas por los medievales sobre el terreno. Dentro de este continuo de cambios en todas partes, había diferentes factores que determinaban la movilidad en el paisaje, y diferentes ritmos de transformación que resultaban de estas decisiones humanas, concluyen.
FUENTES
Eljas Oksanen, Stuart Brookes, The afterlife of Roman roads in England: insights from the fifteenth-century Gough map of Great Britain. Journal of Archaeological Science. Volume 179, July 2025, 106227. doi.org/10.1016/j.jas.2025.106227
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