Un equipo de paleontólogos de la Universidad de Leicester ha logrado descifrar uno de los muchos enigmas de la era de los dinosaurios, el momento exacto en que los pterosaurios, los grandes e inquietantes reptiles voladores que surcaban los cielos del Mesozoico, adaptaron su anatomía para caminar sobre la tierra con la misma destreza con la que dominaban el aire.
El estudio analiza huellas fosilizadas de más de 160 millones de años que han permitido a los investigadores vincular por primera vez las pisadas con grupos específicos de pterosaurios. Los científicos han identificado tres tipos distintos de rastros, cada uno correspondiente a una familia diferente de estos reptiles alados.
Robert Smyth, investigador de la Universidad de Leicester, explica que estas huellas son una ventana única al comportamiento de los pterosaurios en su hábitat natural. No solo nos muestran dónde vivían o cómo se desplazaban, sino que también revelan detalles sobre su vida cotidiana en ecosistemas que desaparecieron hace millones de años, afirma.

Huellas que cuentan una historia
El principal descubrimiento pertenece a los neoazdarcoideos, un grupo que incluye al Quetzalcoatlus, uno de los animales voladores más grandes de la historia, con una envergadura de alas de hasta 10 metros.
Sus huellas, encontradas en zonas costeras y también en ambientes interiores, confirman que estas criaturas no solo dominaban los cielos sino que también habitaban el suelo compartiendo espacio con los dinosaurios hasta el mismo momento de su extinción hace 66 millones de años.
Otro grupo, los ctenocasmátidos con sus mandíbulas alargadas y dientes afilados como agujas, dejaron sus rastros principalmente en zonas costeras. Las huellas sugieren que estos pterosaurios se movían por marismas y lagunas poco profundas, utilizando sus adaptaciones únicas para capturar peces pequeños o presas flotantes. La abundancia de estas pisadas indica que eran mucho más comunes en estos entornos de lo que sus escasos restos óseos habían sugerido hasta ahora.

Pero la prueba más contundente llegó con el descubrimiento de huellas asociadas directamente a esqueletos fosilizados de dsungariptéridos, un grupo de pterosaurios con extremidades robustas y mandíbulas especializadas en triturar moluscos y otros alimentos duros. Esta conexión directa entre pisadas y fósiles ha permitido a los científicos confirmar, sin margen de duda, la identidad de sus autores.
Un Cambio Ecológico Clave
La investigación confirma la teoría de que, hace unos 160 millones de años, los pterosaurios experimentaron una transformación radical en su forma de vida. Varios grupos abandonaron su dependencia exclusiva del vuelo para convertirse en animales terrestres, adaptándose a nuevos nichos ecológicos.
El Dr. David Unwin, coautor del estudio y experto de la Universidad de Leicester, destaca la importancia histórica del descubrimiento: Ochenta y ocho años después del primer hallazgo de huellas de pterosaurios, por fin sabemos exactamente qué especies las produjeron y cómo lo hicieron.
Smyth añade que, aunque tradicionalmente las pisadas han sido ignoradas en favor de los huesos fosilizados, estas encierran información invaluable. Nos permiten reconstruir aspectos de su biología y ecología que los esqueletos por sí solos no pueden revelar, subraya.
FUENTES
Robert S.H. Smyth et al., Identifying pterosaur trackmakers provides critical insights into mid-Mesozoic ground invasion. Current Biology, 2025. DOI: 10.1016/j.cub.2025.04.017
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