Excavaciones arqueológicas en el antiguo asentamiento de Anavlochos, en la ladera de una montaña en la isla de Creta, descubrieron cientos de figurillas y placas votivas de arcilla ocultas entre las grietas de las rocas. Todas ellas son femeninas, por lo que los investigadores las apodaron las damas de Anavlochos. Se trata de ofrendas de terracota que fueron depositadas en el lugar entre los años 900 y 350 a.C., y todas ellas están rotas.
La arqueóloga Florence Gaignerot-Driessen, profesora asistente de Clásicas en la Universidad de Cincinnati al frente de un equipo internacional de investigadores, usa tecnología moderna para intentar averiguar cómo fueron creadas y por qué terminaron en lo alto de la montaña, un lugar de difícil acceso pero con unas vistas imponentes sobre el campo cretense y el mar Mediterráneo. El paisaje es simplemente increíble, comenta la arqueóloga, quien, pese a lo arduo del ascenso, insiste en que el esfuerzo vale la pena.
Eran ofrendas sencillas. No hacía falta ser rico o importante para adquirir una y depositarla, explica Gaignerot-Driessen. En realidad no son valiosas por los materiales con que están hechas, sino por la informacion que pueden proporcionar acerca de las técnicas artesanales y las creencias de la época.

Los investigadores todavía no saben si las piezas fueron rotas deliberadamente como parte de un ritual o si se quebraron con el tiempo a causa de elementos naturales. Para responder esta pregunta, han recurrido a métodos innovadores como el escaneo e impresión 3D, junto con reconstrucciones manuales en arcilla. En colaboración con Sabine Sorin, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, han creado modelos digitales tridimensionales y réplicas exactas de las figurillas utilizando resinas avanzadas.
El siguiente paso es comparar las réplicas rotas con los originales para determinar si los antiguos artesanos empleaban moldes o modelaban cada pieza a mano. Si usaban moldes, la producción sería mucho más rápida y eficiente, señala Gaignerot-Driessen.
Ritos y simbolismos ocultos
El yacimiento de Anavlochos estuvo habitado entre el 1200 y el 650 a.C., pero muchas de las ofrendas fueron depositadas muchos siglos después, cuando el lugar ya había sido abandonado. Entre los hallazgos hay placas con esfinges —criaturas mitológicas con cabeza de mujer y cuerpo de león alado— y figuras femeninas ataviadas con vestidos largos, incluyendo una que lleva un polos (sombrero decorativo) y otra un manto llamado epiblema.

En general el estilo refleja las influencias de Oriente Próximo en la cultura griega. Sabemos que en el siglo VII llegaron a Creta objetos importados de Oriente Próximo. Y los artesanos inmigrantes también procedían de Oriente Próximo, explica Gaignerot-Driessen.
Aunque no existen registros escritos que expliquen los rituales realizados en Anavlochos, Gaignerot-Driessen sugiere que podrían estar vinculados a ceremonias de iniciación o transición para mujeres jóvenes. Quizás ofrecían estas figurillas a una deidad para protección, en momentos clave de sus vidas, como la maternidad o la pubertad, especula.
En los próximos meses, Gaignerot-Driessen volverá a Creta con cinco estudiantes para continuar las excavaciones y experimentar con arcillas locales, intentando replicar y fracturar nuevas figurillas. Esto es arqueología experimental, afirma. No solo estudiamos el pasado, sino que lo revivimos para comprenderlo mejor.
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