En el área sudeste de la ciudad de Roma los arqueólogos que están excavando en el interior de las Termas del Tritón, construidas en el siglo II d.C. dentro del complejo monumental de la Villa di Sette Bassi, descubrieron que durante la Antigüedad tardía los baños fueron convertidos en una iglesia cristiana.
Este cambio de uso documentado directamente en el transcurso de la investigación arqueológica, aún en curso, se manifiesta principalmente en el hallazgo de un elemento de especial significación litúrgica y simbólica: una vasca (piscina o bañera) revestida de mármol, que los arqueólogos interpretan como un antiguo baptisterio, esto es, el lugar destinado a bautismos por inmersión.
El descubrimiento de esta vasca aportaría una pieza clave al rompecabezas de la cristianización del territorio suburbano de Roma. La estructura fue objeto de al menos dos fases de remodelación: una primera en la que la vasca presentaba un fondo más profundo adecuado para el rito de la inmersión completa, y una posterior en la cual el fondo fue parcialmente rellenado, reduciendo así la profundidad de la estructura.

Este tipo de cambios es coherente con las transformaciones litúrgicas que afectaron al sacramento del bautismo en la Antigüedad tardía, rito que en un principio se celebraba con la inmersión total del neófito —expresión tangible del tránsito a una “nueva vida” en la fe cristiana—, y posteriormente comenzaron a emplearse formas más simbólicas y menos exigentes desde el punto de vista físico.
Las dimensiones del baptisterio encontrado en la Villa di Sette Bassi permite a los investigadores afirmar que durante un periodo inicial determinado de su uso, el rito de iniciación cristiana se realizó aquí en su forma más antigua y solemne.
Estos indicios de reutilización del espacio, junto con la disposición de la vasca y otros elementos estructurales del entorno, refuerzan la hipótesis de que nos hallamos ante una iglesia bautismal propiamente dicha, es decir, un lugar con autoridad para conferir el sacramento del bautismo y con derecho de sepultura, afirman los arqueólogos.

La presencia de diversas sepulturas identificadas en el área próxima a la vasca indican además que el lugar no era una simple capilla de uso marginal, sino un centro de cierta importancia en el entramado eclesiástico de la región.
La posibilidad de que allí haya existido una sede episcopal en época tardoantigua, situada en pleno agro romano, no puede descartarse, y vendría a justificar la notable concentración de tumbas en las cercanías del edificio eclesiástico, indican.
La coexistencia en un mismo edificio de elementos típicos de la arquitectura termal de época imperial y de componentes litúrgicos cristianos pone de manifiesto la transición paulatina en los usos del espacio, un reflejo directo de los profundos cambios sociales y religiosos que marcaron el fin de la Antigüedad clásica y el auge del cristianismo.
El hallazgo podría reconfigurar la lectura histórica de la presencia cristiana en el Lacio en la época postimperial.
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.