Durante siglos en China hombres y mujeres se reunían para practicar un juego llamado Cuju. Considerado una antigua forma de fútbol, un pasatiempo, pero también una herramienta política, tuvo un papel destacado en la forja de un vínculo cultural y social en el Imperio Chino.

Un estudio presentado recientemente por Enzo H. Smith en la conferencia anual de Jóvenes Investigadores en la Universidad de Portland, analiza este juego ancestral, sus orígenes y su evolución hasta convertirse en un símbolo de unidad en el país asiático durante más de mil quinientos años.

Curiosamente el Cuju no nació como una diversión, sino como una especie de entrenamiento físico. Surgió hacia el siglo III a.C., durante el periodo de guerras constantes de los Reinos Combatientes, para ayudar a los soldados a ganar agilidad, precisión y fuerza en las piernas. La primera mención se encontró en un manual de ejercicios militares de la dinastía Han, el Zhan Guo Ce (Estrategias de los Reinos Combatientes), escrito entre los siglos V y III a.C.

Como ya habrán adivinado muchos lectores, las reglas del Cuju solo permitían golpear la pelota, que era de cuero relleno de plumas y pelo, con los pies sin utilizar las manos. El objetivo era hacerla entrar en una pequeña red colocada a unos 10 metros de altura entre dos varas de bambú.

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El emperador Xuan-te observa a los eunucos jugando al cuju. Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

Confinado en principio a los cuarteles y barracones militar, pronto dio el salto a la sociedad civil. Así, durante la dinastía Han (206 a.C.–220 d.C.), el juego ya formaba parte de la vida cotidiana en la corte imperial y entre la élites, y pronto comenzó también a practicarse en plazas y calles de ciudades y pueblos.

Según Smith, en un territorio tan extenso como el de la antigua China, que incluía pueblos de lenguas, religiones y costumbres distintas, hacer que todos se sintieran parte de un mismo país era una tarea complicada. Y ahí es donde el Cuju fue una ayuda primordial.

El gobierno imperial fomentó su práctica con entusiasmo, entendiendo perfectamente que servía para reforzar la cohesión del Estado. En la corte, los emperadores organizaban partidos para mostrar su cercanía al pueblo o premiar a funcionarios leales. En las ciudades, los eventos deportivos ayudaban a mantener la armonía entre habitantes de distintas regiones.

El Cuju evolucionó también como forma de arte. Durante la dinastía Tang (618–907), se convirtió en un espectáculo refinado con reglas elaboradas y técnicas sofisticadas. Surgieron clubes de jugadores profesionales que tenían incluso entrenadores y patrocinadores, sobre todo en la ciudad de Linzi, la capital del antiguo estado de Qi. Los mejores jugadores alcanzaban la fama de manera similar a actores o músicos.

Durante cada partido todos hablaban el mismo lenguaje, el de la pelota, sin importar la provincia, la etnia o el acento. Imperaba la cortesía y el respeto, penalizando el juego sucio y las conductas poco benevolentes. Poco a poco, en torno al juego, fue surgiendo una sensación de comunidad.

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Mujeres jugando al cuju en una obra de Du Jin. Crédito: Dominio público / Wikimedia Commons

Los partidos se jugaban con trajes vistosos, aplicando coreografías y música, y en con variantes para hacerlo más entretenido. En ocasiones se añadían obstáculos o se jugaba en espacios reducidos para mostrar mayor destreza. Las mujeres también jugaban, y evidentemente, ganaba quien metía más goles. Aunque no siempre, porque también había partidos donde lo que importaba era la destreza.

En esencia los partidos de Cuju mostraban ideales de elegancia, disciplina y belleza, siguiendo el ideal confuciano de la época. Se trataba de practicar la virtud a través del movimiento.

Pero la suerte del Cuju fue cambiando con los tiempos. Durante la dinastía Song (960–1279), el juego alcanzó su apogeo, y en esa época era habitual ver partidos en plazas públicas, escuelas y hasta en los patios de los templos. Tras la invasión mongola y el ascenso de la dinastía Yuan (1271–1368), el deporte perdió el favor oficial.

Poco a poco fue visto como una distracción improductiva y algunos gobernantes lo prohibieron por asociarlo con el ocio excesivo. Aunque persistió en ciertas regiones rurales o como parte del folclore, ya no volvió a ocupar el lugar central que había tenido durante siglos.

Hoy la FIFA lo considera un precursor o antepasado del fútbol actual, junto con otros juegos como el harpstum romano y el episkyros griego. En Japón hacia el siglo II d.C. también apareció una variante del Cuju llamada kemari, que tenía un carácter más ceremonial.

El Cuju es la forma más antigua de juego de pelota con los pies del que hay pruebas documentales.



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