Un equipo internacional de científicos ha desvelado nuevos hallazgos sobre la enigmática Tumba I, conocida como la Tumba de Perséfone, ubicada en el Gran Túmulo de Vergina, Grecia. Este monumento, considerado parte del complejo funerario de los reyes macedonios, ha sido objeto de debate durante décadas. Ahora, gracias a técnicas avanzadas como datación por radiocarbono, análisis de ADN antiguo y estudios de isótopos, los investigadores han podido arrojar luz sobre quiénes fueron enterrados allí y cuándo vivieron.

La Tumba I fue descubierta en 1977 por el profesor Manolis Andronikos y su equipo. Es una tumba única, decorada con frescos excepcionales que representan el mito del Rapto de Perséfone, obra que algunos atribuyen al famoso pintor Nikomachos de Tebas. A pesar de haber sido saqueada en la antigüedad, la tumba conservaba restos óseos humanos y animales, así como pequeños objetos como cuentas de oro y fragmentos de cerámica.

Durante años, se especuló que la tumba podría albergar los restos de personajes históricos como Filipo II de Macedonia (padre de Alejandro Magno) o su esposa Cleopatra. Sin embargo, estas teorías carecían de respaldo científico. El nuevo estudio, publicado en el Journal of Archaeological Science, pone fin a estas especulaciones con pruebas concretas.

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A: Esquema del Gran Túmulo de Vergina con las 4 tumbas y el Heroon (Santuario). La Tumba I, una tumba de cista, está situada junto a los cimientos del Heroon. B: Representación de las Tumbas en el Gran Túmulo; el Heroon destruido, encima y adyacente a la Tumba I, la Tumba II abovedada de dos cámaras y más alejada la Tumba III. Crédito: Grant (2019)

Los ocupantes de la tumba

Los investigadores analizaron más de 40 muestras de huesos y dientes encontrados en la tumba, divididos en dos grupos: los huesos «en el suelo» (restos in situ y fragmentos mezclados) y los huesos «en el relleno» (encontrados en capas superiores de tierra).

Los resultados revelaron que la mayoría de los huesos adultos pertenecen a un varón de entre 25 y 35 años, con una estatura aproximada de 1,67 metros. Sus restos, incluyendo fémures y tibias, fueron encontrados en posición anatómica, lo que indica que fue enterrado allí originalmente. La datación por radiocarbono sitúa su muerte entre el 388 y el 356 a.C., descartando que se trate de Filipo II, quien murió en el 336 a.C.

Entre los huesos analizados, cuatro pertenecían a una mujer joven de 18 a 25 años. Aunque sus restos son escasos, su presencia sugiere que fue enterrada junto al hombre. Los objetos encontrados en la tumba, como cuentas doradas y un caparazón de mármol, podrían estar asociados a ella.

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La parte superior de la Tumba I durante la excavación. A: Tal como se encontró, con la abertura abierta deliberadamente por los ladrones cubierta con un montón de piedras en un momento desconocido. B: Tras la retirada del montón de piedras mostrando el agujero abierto por los ladrones en el 4º bloque de cubierta. Foto tomada desde el lado este. Crédito: Andronikos (1994)

Los huesos de fetos y recién nacidos, así como los de animales (como cabras y perros), encontrados en la tumba datan de entre el 150 a.C. y el 130 d.C., ya en época romana. Esto indica que la tumba fue reutilizada siglos más tarde, probablemente como lugar para depositar a niños fallecidos.

¿Quién era el hombre enterrado en la Tumba I?

Aunque el estudio no identifica con certeza al hombre, las fechas y el contexto histórico apuntan a un miembro importante de la familia real macedonia. Entre los candidatos posibles se encuentran Amintas III (abuelo de Alejandro Magno), que murió en el 370/369 a.C., o sus hijos Alejandro II y Pérdicas III, cuyas muertes coinciden con el rango de fechas obtenido.

Los análisis de isótopos de estroncio revelaron que este hombre pasó parte de su infancia lejos de Vergina, posiblemente en el noroeste de Grecia o el Peloponeso, antes de regresar a la región en su vida adulta. En cambio, la mujer enterrada junto a él parece haber vivido siempre en la zona de Vergina y Pella.

La tumba fue saqueada en el 274/3 a.C. por mercenarios galos, quienes, según relatos antiguos, esparcieron los huesos como acto de desprecio. Sin embargo, los restos del hombre y la mujer ya estaban esqueletizados para entonces, lo que confirma que fueron enterrados mucho antes. Durante la época romana, la tumba fue reabierta y utilizada para depositar restos de bebés y animales, hasta que finalmente fue sellada nuevamente.


FUENTES

Yannis Maniatis, Konstantina Drosou, et al., New scientific evidence for the history and occupants of tomb I (“Tomb of Persephone”) in the Great Tumulus at Vergina. Journal of Archaeological Science, Volume 179, July 2025, 106234. doi.org/10.1016/j.jas.2025.106234


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